En general en nuestro país se hace escaso esfuerzo inversor en I+D+i. Estuvimos cerca de consolidar el 2% del PIB pero estos años de crisis se ha dado un paso atrás. En el sector agrario la situación es similar con el agravante de que la mayor parte es inversión pública.
Paradójicamente, nuestro país cuenta con centros generadores de conocimiento (universidades, centros tecnológicos…) de vanguardia global. En ocasiones los resultados de investigación son aplicados en otros territorios no contribuyendo a la mejora competitiva de nuestro tejido empresarial.