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Irene Campos

29/09/13

Acaba una atípica campaña oleícola con un descenso del 62% de la producción

Ya ha acabado una escasa y atípica campaña oleícola 2012/2013 que se ha caracterizado por el descenso en un 62 por ciento de la producción (615.000 toneladas) con respecto a la cosecha de la temporada anterior, en la que se batieron todos los registros productivos con más de 1.600.000 toneladas.

En esta campaña que concluye ha destacado, además de los nefastos efectos que la escasa producción ha tenido sobre el empleo y las rentas de los productores, el estancamiento de los precios del aceite en origen, en un año que ha tenido también como asunto importante la negociación de la reforma de la Política Agraria Comunitaria (PAC), con flecos aún pendientes por determinar para su aplicación nacional.

El próximo martes comienza ya la cosecha oleícola 2013/2014, para la que soplan mejores vientos pues se vaticinan unas previsiones de cosecha que doblarán la producción de esta temporada que llega a su fin y que podría oscilar entre las 1,2 y las 1,5 millones de toneladas de aceite de oliva, según se apunta desde el sector, que prevé una cosecha "media-alta".

Para focalizar mejor las pésimas cifras de esta atípica campaña basta con poner como ejemplo la producción en la provincia de Jaén, la principal zona productora mundial de aceite de oliva, y en la que en esta campaña sólo se han producido 140.000 toneladas de aceite de oliva cuando en la anterior se superaron las 680.000.

O que la provincia de Córdoba se ha quedado solamente a mil toneladas de Jaén cuando históricamente duplica su producción, amenazando así su incuestionable liderazgo de primera provincia productora.

La evidencia de los datos pone sobre la mesa las negativas consecuencias en términos de coste económico y social que ha tenido esta mala campaña oleícola por la drástica reducción de producción experimentada, un millón de toneladas menos, en esta campaña corta y baja como consecuencia de la sequía arrastrada de 2011 y por el agotamiento del árbol, tras varias campañas de gran producción.

Esta situación ha convertido esta campaña oleícola en la segunda peor de las dos últimas décadas, sólo superada por la de 1995/96 caracterizada por una prolongada sequía, lo que dio lugar a que en Jaén apenas se produjeran 97.000 toneladas, aunque ahora la realidad productiva por las nuevas plantaciones es mayor.

En esta campaña oleícola que toca a su fin se han molturado 3,34 millones de toneladas de aceituna con un rendimiento medio del 18,36 por ciento, lo que supone un -2,7 por debajo de la campaña anterior, según constata la Agencia para el Aceite de Oliva, que cuantifica en casi 110.000 toneladas las importaciones en esta campaña hasta el pasado mes de agosto.

La comercialización de aceite de oliva entre octubre de 2012 y agosto de 2013 ha alcanzado 1.018.000 toneladas, un 23 por ciento menos respecto a la anterior campaña y un 17 por debajo en relación con la media de las cuatro últimas campañas.

La media mensual de salidas de aceite de oliva ha sido de 92.500 toneladas, mientras que las salidas de aceite envasado representan un 54 por ciento del total en el pasado mes de agosto y de un 64 por ciento en los once meses de campaña contabilizados hasta el pasado agosto.

Entre tanto, las exportaciones han ascendido hasta agosto a 550.000 toneladas, un 31 por ciento menos que en la anterior campaña y un 23 por debajo de la media de las cuatro últimas campañas, con una media mensual de salidas exportadas de 50.000 en estos once meses.

El mercado interior ha contabilizado 468.100 toneladas de aceite de oliva entre octubre de 2012 y agosto de este año, un doce por ciento menos respecto a la anterior campaña oleícola y un ocho menos comparado con la media de las cuatro últimas campañas, con una media mensual de salidas de 42.550 toneladas de aceite de oliva.

Las existencias de aceite de oliva se elevaban a 398.800 toneladas a finales de agosto, cifra que se verá sensiblemente rebajada cuando se descuenten los datos de septiembre, por lo que el enlace de campaña (el aceite que queda entre una campaña y otra) abastecerá al mercado interior y exterior.

Pese a las cifras, en las que también se ha visto reducido el consumo de aceite de oliva por la situación de crisis económica, el sector del olivar y del aceite de oliva tiene ante sí varios retos de gran calado, como son los de disminuir los desequilibrios en la cadena de valor, el desarrollo de alianzas de comercialización con la concentración de la oferta y la consolidación del liderazgo internacional con la conquista de los mercados, entre otros desafíos.