Antonio Martínez, olivarero: “El coste fijo de la energía eléctrica para regar nos está comiendo”

Antonio Martínez, 46 años, es un olivarero de La Guardia, en Jaén, que además preside la Comunidad de Regantes de Archilla. El sector se enfrenta este año a unas condiciones de fuerte sequía que afectan a las condiciones de riego y ponen en evidencia problemas de fondo tan graves como el coste de la energía eléctrica, que los olivareros asumen con una tarifa fija todo el año, aunque solo consuman realmente durante los periodos de riego. Un problema al que Antonio Martínez ve una solución viable: que el Gobierno se enfrente a las grandes compañías eléctricas y se regule un coste fijo especial para los regantes.

Fecha: 28-Nov-2017

Fuente: UPA

 

 

¿Cómo estáis viviendo los olivareros este año tan seco?

En Jaén hemos perdido casi el total de la producción en las zonas de secano, y una gran parte en las que se regaban con pozos que se han secado. Por fortuna aquí, en la zona de La Guardia, vamos sacando la cosecha como podemos porque tenemos un olivar de regadío. Hasta ahora íbamos salvando la situación. Pero desde el día 15 de septiembre, la Confederación Hidrográfica ha dicho que comienza el regadío invernal, lo que quiere decir que los turnos de riego se acaban.

¿De qué manera ayudan las comunidades de regantes a los agricultores?

La Comunidad de Regantes hace el asesoramiento y toda la labor que hay que hacer para poder regar los olivos. Resolvemos los problemas que pueda haber con la Confederación, gestionamos todos los trámites que conlleva regar, arreglando los turnos con justicia y estando pendientes de que todos los regantes cumplan, que no haya agricultores que cojan más agua de la que les corresponde.

¿Qué problemas afrontáis desde las comunidades de regantes en estos momentos?

El problema principal que tenemos es el de la energía. El coste de la luz nos está comiendo. Tienes que estar pagando un mínimo todo el año, riegues o no, y como son motores grandes es un mínimo muy alto. La luz nos acribilla. El segundo problema surge en años de sequía como este, en el que no puedes usar agua del riego porque no la hay. Así que fácilmente puedes perder el trabajo de todo el año a falta de un mes de cosechar.

¿Qué soluciones consideras más viables?

El problema del coste de la luz tiene fácil solución, que el Gobierno se enfrente a las grandes compañías eléctricas. Tal y como UPA lleva mucho tiempo pidiendo, debe establecerse un sistema de pago diferente para los agricultores, que paguemos lo que gastamos, por supuesto, pero que el mínimo para nosotros fuese más bajo. Hay que tener en cuenta, además, que nosotros igual regamos solo tres meses al año y no hacemos uso del servicio los otros nueve.

En cuanto al problema del agua en particular, que es el del cambio climático en general, la solución es muy complicada. Pero, entre otras cosas, pasa por repartir el agua equitativamente. No es posible que las cabeceras altas de los ríos rieguen lo que quieran y no dejen pasar el agua a los que estamos abajo. Aquellos que tienen la competencia, en nuestro caso la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que pongan turnos para que todos tengamos agua y que estos turnos duren el tiempo que tengan que durar. Vamos, que no los eliminen a mediados de septiembre porque la sequía persiste.

¿Cómo valoras el precio actual del aceite?

Aunque son muy altos, eso no quiere decir que la rentabilidad sea elevada, porque la producción es muy baja. Y, ojo, los precios altos pueden ser contraproducentes para el sector. Al subir tanto el precio algunos tememos que los consumidores empiecen a considerarlo un artículo de lujo, lo que sería terrible, y cambiar la imagen de un producto es muy difícil.

¿Y en cuanto a las exportaciones?

Antes se exportaba esencialmente a granel, pero ya se está empezando a hacerlo embotellado. Esto es positivo porque es ahí donde está el gran margen de beneficio. Pero también es verdad que al exportarlo así se encarece muchísimo y, en mi opinión, eso puede hacer que el consumidor no lo compre porque, además de caro, hay que tener en cuenta que fuera de España no hay la cultura y conocimiento sobre este producto y sus beneficios.

¿Crees que sin ayudas asociadas de la PAC el olivar de pendiente tiene futuro?

El olivar de pendiente tiene escasos beneficios económicos, pero altos beneficios medioambientales y sociales, y esto es lo que tienen que entender los gestores de la PAC. Espero que finalmente se logre. De igual modo, en las ayudas generales de la PAC para los olivareros debe cambiarse el modelo actual. Nosotros recibimos una ayuda fija que se estipuló haciendo la media sobre los últimos cinco años de producción. Bueno, esa ayuda no es fija porque la han ido reduciendo, pero la ayuda se basa en esa media. Por tanto, si tú no produces aceitunas porque no hay, te la dan. Si produces muchas, te la dan también. Y, en cualquier caso, te dan la misma cantidad. ¿Qué pasó? Hubo alguno que ha cogido la ayuda sin producir nada. En mi opinión, la ayuda debería venir determinada por el volumen de producción y la manera de producir, es decir, los costes de producir.

¿Cómo estáis afrontando la amenaza de la Xylella?

Estamos muy asustados, y lo que más miedo da es el desconocimiento que existe, porque los agricultores tendríamos muchas dificultades para detectar la Xylella si nuestras explotaciones se viesen afectadas. Los síntomas son muy parecidos a la verticilosis, un hongo que también puede llegar a matar el árbol y que hizo muchísimo daño a los olivareros. Durante años no había una cura y para detener su avance no había otra forma que arrancar los árboles afectados, como ocurre con la Xylella. Pero, tras muchos esfuerzos en investigación, ahora han sacado unos plantones que son resistentes. La investigación, por tanto, es la única esperanza para combatir la Xylella mediante la prevención.