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Irene Campos

04/03/13

Avatares de la Agricultura Ecológica

Nuestro país reúne condiciones para el desarrollo de este tipo de agricultura por su favorable climatología y los sistemas extensivos de producción que se aplican en un gran número de cultivos.

Mediante esta técnica de cultivo se obtienen alimentos orgánicos (saludables, de elevada calidad nutritiva y con total ausencia de sustancias químicas), conservamos la fertilidad de la tierra (favorece la actividad biológica del suelo) y respetamos el medio ambiente.

Por tanto, se puede definir como una agricultura equilibrada y sostenible, cuyo objetivo es el de preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales.

La agricultura ecológica se encuentra regulada legalmente en España desde 1989, en que se aprobó el Reglamento de la Denominación Genérica “Agricultura Ecológica”, que fue de aplicación hasta la entrada en vigor del Reglamento (CEE) 2092/91 sobre la producción agrícola ecológica y su indicación en los productos agrarios y alimenticios.

En temas de normativa y control, actualmente, desde el 1 de enero de 2009, la producción ecológica se encuentra regulada por el Reglamento (CE) 834/2007el Consejo sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos y por el que se deroga en el Reglamento (CEE) 2092/91 y por los Reglamentos: R(CE) 889/2008 de la Comisión, por el que se establecen disposiciones de aplicación del R(CE) 834/2007 con respecto a la producción ecológica, su etiquetado y control y R(CE) 1235/2008 de la Comisión por el que se establecen las disposiciones de aplicación del R(CE) 834/2007 , en lo que se refiere a las importaciones de productos ecológicos procedentes de terceros países.

En España, el control y la certificación es competencia de las Comunidades Autónomas y se lleva a cabo mayoritariamente por autoridades de control públicas, a través de Consejos o Comités de Agricultura Ecológica territoriales que son organismos dependientes de las correspondientes Consejerías o Departamentos de Agricultura, o directamente por Direcciones Generales adscritas a las mismas. Las Comunidades Autónomas de Andalucía y Castilla La Mancha, han autorizado organismos privados para la realización de estas funciones y, en el caso de Aragón, las autoridades competentes han designado una autoridad de control pública y han autorizado a su vez organismos de control privados.

Para mantener la fertilidad del suelo se deben evitar productos químicos solubles (inhiben la actividad de microorganismos que son fundamentales para que se liberen los nutrientes que la planta necesita) y usar una fertilización que tenga como base la materia orgánica.

Existen una serie de prácticas agrícolas que ayudan a mantener y/o incrementar la actividad biológica del suelo. Las rotaciones de cultivo son fundamentales en agricultura ecológica para mantener la fertilidad del suelo a lo largo del tiempo. De esta forma se alternan cultivos con necesidades nutritivas complementarias. Así mismo, dentro de la rotación, se hacen abonos verdes, o cultivos a los que no se deja echar semilla. Se emplean como abono verde plantas de la familia de las leguminosas, por su capacidad para fijar nitrógeno de la atmósfera, de las crucíferas, por lo profundo de su raíz que le permite movilizar nutrientes de las capas profundas del suelo, y de las gramíneas, por la cantidad de masa vegetal que producen.

La normativa permite el estiércol y el purín de ganado convencional sólo si procede de una ganadería extensiva. La cantidad de estiércol u otras materias que se puede usar es limitada, para evitar contaminación por nitratos en las aguas subterráneas, o excesivo contenido de nitratos en las cosechas, especialmente las de hoja. Están autorizados los ácidos húmicos o fúlvicos sólo si proceden de fermentación. Los extractos de algas se usan ampliamente en agricultura ecológica porque son una fuente natural de calcio adecuada para corregir las aguas con exceso de salinidad.

Es fundamental para mantener el cultivo libre de plagas o enfermedades una correcta fertilización del suelo. El abonado del suelo con productos químicos solubles, especialmente nitrogenados, interfiere en el metabolismo de la planta, y además de hacerla acumular agua y crecer con excesiva exuberancia, la hace más apetecible para las plagas y enfermedades y más sensible a sus ataques. La falta de materia orgánica en el suelo también provoca que se desarrollen exageradamente nematodos y hongos patógenos.

Las prácticas mediante las que se previenen o combaten las plagas, enfermedades y malas hierbas son mediante la selección de las variedades y especies adecuadas (Las variedades autóctonas adaptadas a las plagas y enfermedades de la zona, variedades comerciales resistentes, o adaptar el calendario de siembra, poda o recolección al ciclo de las plagas o enfermedades en cuestión), rotación de cultivos (Las rotaciones de cultivo son fundamentales en agricultura ecológica para mantener la fertilidad del suelo y prevenir la aparición de plagas y enfermedades).

Muchas especies de nematodos y de hongos del suelo están especializadas en atacar a cierta familia de plantas, y se ven favorecidos si se repite el mismo cultivo u otro de la misma familia. El laboreo del suelo puede ser eficaz contra ciertas plagas que viven en el suelo. Contra las malas hierbas no hay ningún herbicida autorizado. Sólo se pueden combatir mediante medios mecánicos o mediante medios térmicos

Los productos fitosanitarios, especialmente los muy persistentes o que no son selectivos, alteran el equilibrio que en condiciones normales debería haber entre cada plaga y sus enemigos naturales (otros insectos o ácaros que son sus depredadores o parásitos). Después de un tratamiento no selectivo que elimina por igual a la mayor parte de la plaga y a sus enemigos naturales, la plaga se reproduce más rápido que sus enemigos y alcanza pronto los mismos niveles que antes del tratamiento. Los enemigos naturales de las plagas pueden ser favorecidos mediante la plantación de setos o de cultivos asociados en los que se favorezca su cría. Otra forma de favorecerlos, la única posible en medios demasiado artificiales como invernaderos, es su cría y posterior suelta. Las plagas más dañinas e incontrolables son las de reciente introducción en un lugar donde antes no estaba, porque los depredadores propios de ese lugar aún no se han adaptado para alimentarse de ella, o los depredadores específicos (especializados en depredar esa plaga) que tenía en su lugar de origen aún no se han introducido. Los rastrojos y restos de cultivo no deben quemarse, aparte de por su peligrosidad, porque es una materia orgánica que se desperdicia y que podría haberse incorporado al terreno.

Las semillas y material de reproducción vegetativa empleados, en principio deberían estar producidos de acuerdo al método de producción ecológica. Podrán emplearse semillas y material de reproducción vegetativa de producción convencional a condición de que no estén tratados con productos no autorizados, no sean transgénicos y no haya disponibilidad de esa especie y variedad de producción ecológica en el mercado.

Las plantas de semillero se han de producir empleando semillas, substratos, fertilizantes y tratamientos autorizados por el organismo de control, ya se adquieran de productor autorizado o se produzcan en la propia explotación. Los plantones (plantas vivas de especies leñosas para plantación) aún no están regulados. Con carácter general están prohibidas las prácticas contaminantes o que comprometan a largo plazo la fertilidad del suelo. Por ello está prohibido el uso de agua depurada en regadío, y se exige que la instalación de riego esté separada de toda red en la que haya mezcla de agua depurada o residual. El agua depurada de origen urbano o industrial contiene, además microorganismos patógenos para el hombre que podrían causar problemas de salud si esa agua se usara para regar hortalizas, cantidades inaceptables de metales pesados (que se acumulan en el suelo sin posibilidad de que se eliminen), de fósforo y nitrógeno disueltos (cuyo uso en fertilización en esta forma está prohibido) y de boro, cloro y otros elementos que en exceso son tóxicos (procedentes de los productos de limpieza de uso doméstico).

El riego con aguas salinas en exceso manejadas inadecuadamente, sin añadir al suelo las enmiendas necesarias, ni tener en cuenta la fracción de lavado a la hora de calcular las necesidades de agua de riego, compromete la fertilidad del suelo, y tampoco es admisible en agricultura ecológica. No obstante los suelos salinizados pueden llegar a regenerarse con las prácticas adecuadas. No así los contaminados por metales pesados.

Dentro de las materias autorizadas encontramos las siguientes:

- Azadiractina extraída de Azadiracta indica (Arbol Neem): Para ser empleado necesita de la autorización de la autoridad de control. No confundir con el producto en bruto, o aceite de neem, que figuraría dentro del apartado de “aceites vegetales”, y que tiene más principios activos aparte de la azadiractina. Este producto tiene la ventaja de ser sistémico.

- Lecitina

- Aceites vegetales (por ejemplo aceite menta, aceite de pino, aceite de alcaravea)

- Piretrinas extraídas del Chrysanthemum cinerariaefolium

- Rotenona extraída de Derris spp, Lonchocarpus spp y Terphrosia spp: Estos dos productos son de los que para ser empleados necesitan de la autorización de la autoridad de control.

- Aceite de parafina

- Aceites minerales Este producto es de los que para ser empleado necesita de la autorización de la autoridad de control. Se conoce como aceite de verano, y es un producto indicado para combatir los insectos chupadores, como pulgones, moscas blancas, cochinillas, etc.

- Sal de potasio rica en ácidos grasos (jabón suave): Este producto se conoce como jabón potásico, y es un producto indicado, solo o en combinación con otros fitosanitarios, para combatir los insectos chupadores, como pulgones, moscas blancas, cochinillas, etc.

- Microorganismos (bacterias, virus y hongos) por ejemplo Bacillus thuringiensis, Granulosis virus, etc. Los microorganismos se pueden emplear sólo si no son transgénicos. Actualmente son de uso común Bacillus thuringiensis para control de larvas de lepidópteros (orugas, lagartas o roscas), Beauveria bassiana para control de mosca blanca y Trichocerma viridae y Trichoderma harzianum para control de hongos del suelo.

- Cobre en forma de hidróxido de cobre, oxicloruro de cobre, sulfato de cobre tribásico u óxido cuproso. Las sales de cobre, por problemas de contaminación en el suelo en las zonas donde se ha usado en exceso, tienen limitado su empleo hasta la cantidad máxima de 6 Kgrs/Ha/año de cobre.

- Permanganato de potasio: Poderoso antioidio, útil en pulverizaciones contra el oidio. Puede ser fitotóxico en tratamiento directo a las hojas.

- Harina de cuarzo: En espolvoreo o en suspensión en agua (ciertos productos comerciales lo contienen en forma finamente molida) es un fungicida usado ampliamente como alternativa a las sales de cobre.

- Azufre: Útil contra los oidios y contra ácaros en espolvoreo o en pulverización cuando está formulado como mojable.

- Cera de abejas: Se emplea para tratar las heridas en la poda. También de la cera de abejas se extraen los propóleos, que disueltos en alcohol se emplean como fungicida.