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Irene Campos

03/08/15

CO2 para cultivar pimientos

En pocas ocasiones la palabra innovación adquiere todo su significado. Esta vez, el protagonista es el sector agrícola español. En su búsqueda continua por optimizar y mejorar los cultivos, muchos agricultores, sobre todo de la zona del Levante, dirigieron sus esfuerzos hacia la cogeneración de energía, un sistema que les permitía competir en exportación con países como Holanda y Marruecos.

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente decidió impulsar estos esfuerzos y por ello puso en marcha un sistema de ayudas para la instalación de plantas de cogeneración energética, a la vez que ofrecía una serie de primas a la producción. Pero a principios de 2012, con la aprobación del real decreto ley de regulación de renovables, todos estos incentivos quedaron suspendidos.

“El tijeretazo del Gobierno nos obligó a parar nuestras plantas. Habíamos invertido un total de cuatro millones de euros, que todavía seguimos pagando al banco, con la promesa de que en un máximo de nueve años los recuperaríamos, pero no ha sido así”, denuncia Victoria Madrid, presidenta de Agricultura y Exportación, una empresa dedicada al cultivo de pimiento tipo California.

Las plantas han estado paradas desde que en 2012 el Gobierno paralizó las subvenciones

Después de tres años y medio, ahora el Gobierno ha incorporado 120 megavatios al registro de régimen retributivo, es decir, nuevas plantas adquieren el derecho de recibir ayudas. Pero aun así muchas de ellas siguen quedando fuera y a algunas de las empresas beneficiadas les sigue sin interesar ponerlas en marcha.

“Nosotros invertimos bajo unas condiciones de juego y deben respetarlas. Pero todo se ha hecho mal desde el principio, ya que nos han metido en el cajón de sastre de las renovables sin serlo”, se queja la directora. Sin embargo, aclara que seguirán comprando CO2.

Las ventajas de producir con cogeneración son varias. “A la vez que calentamos los invernaderos inyectamos CO2 en las plantas, lo que nos permite aumentar la producción. Con el tomate, por ejemplo, subimos de 20 kg por m2 a los 30 o 40 kg. Además, conseguimos elevar la calidad del producto y situarlo a la altura del marroquí, donde los costes de mano de obra son muy inferiores, o del holandés, nuestro máximo competidor”, argumenta Rafael Alberola, director de proyectos de Bonyssa Agroalimentaria.

En Holanda, el 30% de la energía eléctrica del país es producida a través de este sistema.

“Está probado que este sistema aporta beneficios no solo para el agricultor, sino para el conjunto del país: puestos de trabajo, mayor número de exportaciones... El Gobierno debe apostar por la cogeneración, aunque lo va a tener difícil porque tiene que recuperar la confianza del sector”, apunta Javier Rodríguez, director de la Asociación Española de Cogeneración (Acogen).

Entre un 30% y un 35% más

Los invernaderos que usan cogeneración producen entre un 30% y un 35% más, aunque depende de la variedad de fruta o verdura. En el caso del tomate, de producir 20 kg/m2 se puede llegar hasta 30 o 40 kg/m2.

¿Cómo funciona?

La cogeneración consiste en la producción conjunta de energía eléctrica y calor. En el caso de los invernaderos, ambos tipos de energía son aprovechados en el proceso productivo. Otra característica es que los gases de efecto invernadero generados por el proceso de combustión son enfriados y utilizados para fertilizar las plantas.

“El CO2 derivado del proceso de combustión es inyectado a la planta, lo que nos evita los parones originados por el clima y aporta a nuestros cultivos mayor calidad y rendimiento”, explica Victoria Madrid, directora de Agricultura y Exportación.

La cogeneración no solo supone un salto cualitativo y cuantitativo para los agricultores, ya que la electricidad generada por el alternador acoplado al motor de la planta es vendida a la compañía suministradora, lo que supone para ellos un ingreso adicional.