CHIL.org

Marta García

24/01/13

El control integrado de plagas permite una reducción en el uso de fitosanitarios garantizando una agricultura sostenible y de futuro

El control integrado de plagas permite una reducción en el uso de fitosanitarios. España desarrolla sistemas de lucha sostenibles en cultivos como cítricos, olivar, frutales, viñedos, arroz, tomates y en los espacios verdes de las ciudades. Estos métodos de control se han analizado en el marco del 12º Symposium de Sanidad Vegetal que se está celebrando en el Hotel Meliã Lebreros de Sevilla y que se clausurará hoy.

La Directiva de Uso Sostenible (DUS) establece que los Estados Miembros tienen la obligación de garantizar la aplicación de la Gestión Integrada de Plagas, al mismo tiempo deben velar para que los usuarios profesionales tengan acceso a instrumentos para el seguimiento de plagas, para la toma de decisiones y a servicios de asesoramiento como las redes de alertas, las guías de cultivo y asesores, según ha explicado Carlos Romero Cuadrado, Jefe de Servicio de la Subdirección de Sanidad e Higinene Vegetal y Forestal del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA). Además se fomentará la gestión de plagas con una alternativa no química, usando un bajo consumo de plaguicidas.

Estas obligaciones de la Directiva se han transpuesto en el Real Decreto 1311/2012 por el que se establece el marco de actuación para conseguir un uso sostenible de productos fitosanitarios, estableciéndose, entre otras novedades, un sistema de asesoramiento cuyo primer paso es delimitar cultivos y explotaciones exentas de tal asesoramiento. Entre ellas, la producción integrada y la ecológica.

En el contenido de la documentación de asesoramiento deberán figurar el contrato de asesoramiento, la memoria descriptiva de la explotación, el documento de asesoramiento y las superficies máximas por cultivo que pueden ser asesoradas. Por otra parte, en el seno del Comité Fitosanitario nacional se está trabajando actualmente para definir las primeras guías de cultivo que deberán estar listas antes del 1 de enero de 2014.

Alfonso Lucas Espadas, Técnico de Gestión de Plagas del Servicio de Sanidad Vegetal en la Comunidad de Murcia, ha explicado los beneficios para el control eficiente de las plagas en el cultivo de cítricos gracias a la aplicación de técnicas de gestión integrada. Este cultivo presenta condiciones muy favorables para la implantación de este tipo de técnicas, entre las que destacan el control biológico y tecnológico. Las buenas expectativas que esta situación ofrece al cultivo deben verse arropadas por un incremento del consumo y por un mejor precio de venta de la cosecha, de forma que los agricultores tengan un incentivo real para incorporar estas tecnologías.

Aunque no todos los problemas del cultivo pueden resolverse por estos métodos, un número importante de ellos pueden ser controlados de forma aceptable. No significa prescindir absolutamente de los fitosanitarios sino racionalizar su uso y armonizarlo con insectos auxiliares o el control tecnológico, consiguiendo frutos con bajos niveles de residuos según la demanda del mercado.

Por ejemplo, algunas de las cochinillas que afectan a los cítricos pueden ser controladas de forma biológica con sus propios depredadores o parásitos naturales que las eliminan; y complementariamente también se emplean técnicas de confusión sexual, como en el caso del Piojo rojo de California.

Por su parte, José Manuel Durán Álvaro, Jefe del Departamento de Entomología del Laboratorio de Producción y Sanidad Vegetal de Sevilla, ha presentado el trabajo de investigación y las actividades realizadas durante los últimos tres años a raíz de la aparición de la Tuta absoluta en el tomate de industria en Andalucía Occidental dentro de una estrategia de gestión integrada de plagas.

El tomate para transformado industrial ocupa 3.500 hectáreas (promedio 2007-2011), el 97% de ellas están ubicadas en la provincia de Sevilla. La aplicación de la Producción Integrada comenzó en la campaña de 2009 y desde entonces el 80% de la superficie dedicada a este cultivo en Andalucía se aplica bajo estas técnicas.

La Tuta absoluta, -especie originaria de Sudamérica y una de las plagas más importantes de este cultivo-, se dectectó en Andalucía occidental en 2008 pero no fue hasta finales de la campaña de 2009 cuando se produjeron daños extremadamente graves.

Ante el temor a la nueva plaga, la anterior Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía concretó un convenio de colaboración con las Cooperativas de las Marismas de Lebrija y Las Palmeras de El Trobal para desarrollar una estrategia de manejo integrado de Tuta absoluta en tomate al aire libre, ya que en el convenio se incluyó a la SAT Hortoventas de Ventas de Zafarraya, dedicada a la producción de tomate al aire libre para consumo en fresco. De forma paralela se contaba con un proyecto puesto en marcha por el IFAPA para evaluar estrategias alternativas para el manejo de plagas de lepidópteros en algodón y tomate para industria en el Bajo Guadalquivir.

La aplicación de la Directiva de Uso Sostenible no presenta dificultades en este cultivo considerando la trayectoria seguida en los últimos años, ya que el 80% de la superficie en Andalucía aplica el Reglamento de Producción Integrada. En la campaña 2012, cuatro Agrupaciones de Producción Integrada han dado cobertura a 326 productores que han cultivado 373 parcelas (el 85% del total), que han sido supervisadas por 10 técnicos acreditados, con un promedio de 153 hectáreas cada uno de ellos. El 20% de la superficie no acogida producción integrada también se cultiva bajo el control de la industria transfromadora con la presencia de técnicos de campo y en todos los casos bajo las normas que las empresas compradoras del producto suelen imponer.

Por su parte, Francisco Javier Suárez, Responsable de Investigación y Comunicación de la Federación de Arroceros de Sevilla, explicó la Gestión Integrada en el Arroz, que se puso en marcha en 1998 con 10.000 hectáreas de cultivo. Quince años después es significativa la reducción de los tratamientos químicos, directamente relacionada con la labor de los técnicos, evitando las aplicaciones sistemáticas. Hoy en día se cultivan 35.000 hectáreas de arroz bajos estas técnicas, unas 950 solicitudes de la PAC, lo que sitúa a Andalucía como la primera región productora de arroz de España, con un rendimiento medio de unos 9.000 kg/ha, muy por encima de Italia, como primer productor de la UE en superficie, o de Tailandia o Estados Unidos.

La producción anual ronda las 330.000 toneladas, lo que supone una tercera parte de las necesidades nacionales (800.000 Tm.). Este cultivo en Sevilla genera una mano de obra entre fija y discontinua de 432.000 peonadas al año (unas 10-12 peonadas por hectárea) y aporta una facturación bruta anual de más de 145 millones de euros, sin contar la facturación de las empresas de fitosanitarios, empresas de servicioos y compañías aéreas agrícolas.

Todo esto se ha conseguido, según Suárez, mediante una organización, coordinación y estructura técnica que justifica el empleo de métodos de control integrado como garantía del éxito. “Podemos decir que todos nuestros agricultores son conscientes de las ventajas de este sistema de producción y de los beneficios que proporciona a nuestro sector, manteniendo un constante compromiso de respeto y conservación de su entorno”.

A continuación, Santiago Planas de Martí, Director Científico del Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida, ha explicado la optimización de la dosis de fitosanitarios en los cultivos arbóreos en consonancia con la nueva legislación. Los frutales, viñedos y cítricos suponen en la UE27 más de 4,5 millones de hectáreas, el 4,4% del suelo cultivado. En España representan el 12,3% de la superficie. Según los datos de la ECPA (European Crop Protection Association) estos cultivos consumen el 14% de los productos fitosanitarios utilizados por el sector agrícola europeo.

La ausencia de un sistema armonizado de recomendación de dosis es uno de los mayores retos a afrontar. Es importante no solo la eficiacia del tratamiento sino también las pérdidas de producto que deben reducirse al mínimo para evitar costes y riesgos añadidos. Por eso, ha propuesto el método DOSAFRUT que permite reducir la dosis aplicada, optimiza el volumen pulverizado en cada tratamiento para reducir las pérdidas y los riesgos personales, ambientales y los residuos sobre los frutos.

Vicente Marco, profesor titular de la Universidad de la Rioja, ha explicado que España cuenta con la mayor superficie de viñedo del mundo (1,1 millones de hectáreas), con gran importancia económica (10% de la producción agraria), social (con unos 400.000 productores, lo que constituye una herramienta de fijación de la pobalción rural) y ambiental-paisajística, con un importante papel en la contención de la erosión, entre otras características.

La herramienta química sigue siendo la más utilizada en la lucha contra las plagas de la vid, pero también es cierto que se trata de uno de los cultivos donde se están incorporando más acciones y se han generado más conocimientos relacionados con los requisitos que fundamentan la práctica de la Gestión Integraga de Plagas. Incluso es cada vez es mayor la superficie de cultivo acogida a la la Producción Ecológica. Esto es posible a los diferentes grupos de investigación, organizaciones y grupos de trabajo.

Mercedes Campos, de la Estación Experimental del Zaidín (Granada), ha explicado que las posibilidades de aplicar el control biológico de plagas en el olivar, usando enemigos naturales contra sus plagas y enfermedades son muchas, ya que posee unas características que le confieren un gran potencial ecológico. Dentro de las estrategias de control biológico se encuentran diferentes tipos, entre las que destancan el control biológico aumentativo, es decir, la liberación intencionada de enemigos naturales nativos o introducidos para que se multipliquen y controlen el problema durante un tiempo determinado. El patrimonio oleícola mundial se estima en unos 1.000 millones de olivos en una superficie de 10 millones de hectáreas. España cuenta con olivares repartidos por casi todo el territorio que ocupan 2.439.582 hectáreas (2004) por lo que su importancia social y económica es incuestionable, además de sus funciones de mantenimiento de la diversidad biológica, de protección del territorio y del paisaje, sus producciones como biomasa y sus posibilidades de sumidero de cabono.

Xavier Pons, catedrático de Entomología de la Universidad de Lleida, ha explicado el control integrado de plagas en los espacios verdes urbanos, las diferentes estrategias en el manejo de enemigos naturales para controlar las plagas y los trabajos de investigación que se están desarrollando desde la Universidad de Lleida. A su juicio es esencial mantener la vegetación en buen estado mediante la identificación de las plagas y sus enemigos naturales, así como un seguimiento periódico para saber cómo evoluciona. Es indipensable la formación del personal técnico y el uso de biopesticidas y de otras técnicas de control como las feronomas, dejando los plaguicidas como último recurso.

Pablo Bielza, catedrático de la Universidad Politécnica de Cartagena, ha explicado que las plagas llevan millones de años desarrollando resistencias. Actualmente la resistencia a plaguicidas es un problema importante, por lo que considera vital el desarrollo de estrategias anti-resistencia. A su juicio, la mejor estrategia anti-resistencia es una verdadera gestión integrada de plagas, en el que se combinen los distintos métodos de control de manera eficaz.

Por último, Antonio Molina, catedrático en Ciencias Biológicas por la ETSI Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid, ha explicado que la resistencia inducida es una herramienta de utilidad en protección vegetal. La nueva normativa europea sobre sustancias químicas está limitando el número y el tipo de materias activas utilizables en la protección de cultivos. Esto junto con la necesidad de desarrollar una agricultura más sostenible hace necesario el desarrollo de nuevas tecnologías de protección de cultivos.

La implementación en España de la tecnología de inmunización o vacunación a la carta de los cultivos permitirá al sector dar un salto de calidad y mejorar su competitividad al poder obtener productos agrícolas con cero residuos y desarrollar una agricultura más sostenible y competitiva.