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Jorge GdO

25/08/13

El manejo de residuos biológicos agrícolas

Esta planta de tratamiento de aguas residuales portátil llamada Mistown, que es un sistema de gestión integrada y sostenible móvil para el tratamiento de aguas residuales orgánicas, está construida para tratar pesadas cargas biológicas de pequeñas tiendas de negocios agrícolas.

En Norteamérica y Europa más y más personas están creando granjas y viñedos orgánicos, pero tienen un dilema: cómo hacer frente a los residuos que el sistema de alcantarillado no puede manejar. Desperdicios de pequeñas prensas de aceitunas, fábricas de queso y viñedos no son buenos para el agua y el suelo. Grandes prensas de aceite de oliva, viñedos y fábricas de queso normalmente construyen sus propias plantas de tratamiento de aguas residuales en el lugar, pero el costo es muy alto para los dueños de “negocios boutique” en Israel y el sur de Europa, y en cambio, ellos contaminan el medioambiente frecuentemente.

El problema es tan generalizado que la Unión Europea ha ayudado a financiar esta solución iniciada por Israel para proporcionar una salida para el cambio. La unidad móvil de tratamiento de residuos Mistown puede ser compartida entre las empresas o dentro de una cooperativa para compensar el costo de invertir en una planta permanente de tratamiento de agua. “Mentalidad-móvil” “La Unión Europea entiende acerca de qué es el proyecto y está interesada en invertir en él. Nosotros proveemos una solución para un problema real que hemos identificado de primera mano”, dice Eddie Schossev, de Peleg Hagalil. Su compañía financió la otra parte del presupuesto para desarrollar el prototipo de Mistown creado en el Centro Migal.

Peleg Hagalil es el propietario intelectual de la tecnología. “Nuestra solución está basada en un sistema que puede ser trasferido o movido de un lugar a otro. Si construyes una refinería muy grande construirías o invertirías en tu propia solución de tratamiento de desechos”, dice Schossev. “Pero si eres suficientemente pequeño, no sería rentable construir tu propia solución”. Mistown es portátil para que pueda ser compartido entre varias empresas.

Schossev explica que desechos biológicos provenientes de la agricultura que se vierten por los desagües dañan las plantas de tratamiento de aguas residuales porque interfieren con la bacteria que descompone los desechos. Y subproductos provenientes de prensas de aceitunas y viñedos no pueden ser vertidos en la tierra porque son perjudiciales para las aguas subterráneas, dice él. En Israel, la consecuencia de vertido ilegal, especialmente provenientes de las prensas de aceite de oliva en los alrededores de las pequeñas aldeas de Galilea, donde puede faltar la conciencia ambiental, es una regular suspensión de los servicios de aguas residuales cada año durante la época de prensa de aceite de oliva. El sistema simplemente no puede manejar los residuos, y las bacterias toman tiempo para recuperarse. “Estamos tratando con una diversidad de población en Israel: judíos, árabes, drusos y una variedad de sistemas. La variedad de infraestructura es bastante inmensa y es deficiente en algunos lugares”, dice Schossev, cuya compañía tiene un gran interés en cambiar la manera en que las pequeñas empresas procesan sus desechos.

Tres pasos, tres ventajas Los investigadores de Migal, los profesores Giora Rytwo, Iggy Litaor y Hassan Azaizeh, desarrollaron una tecnología de tres pasos. En el primer paso, el sistema Mistown asienta los residuos orgánicos, separándolos, usando polímeros y un tipo de arcilla. En la segunda fase una bacteria única “repara” los desechos para biocombustible. Finalmente, el agua sobrante se procesa internamente en un “pantano acelerado”, todos contenidos dentro de la unidad móvil. Mistown procesa de forma segura los residuos agrícolas.

Los investigadores estiman que esta tecnología podrá procesar 20 metros cúbicos de agua por día, pero las pruebas en la bodega Dalton, y más tarde en las prensas de aceite de oliva en otros lugares en Israel, darán a los desarrolladores una vuelta precisa de cómo el sistema va a manejar distintos tipos de concentraciones de bioresiduos. La compañía está buscando inversiones para llevar la tecnología de la fase prototipo a un producto final. Se anticipa que estas unidades se pueden vender directamente a empresas boutiques o autorizadas a desarrolladores que la deseen como parte de su plataforma tecnológica, dice Schossev.

En el próximo año, los coordinadores del proyecto buscan establecer un par de plantas piloto más en Europa como prueba de concepto para pequeños negocios allá. La industria no intenta entrar en nuevas ideas rápidamente, explica el profesor Uri Marjaim, quien dirige también el Departamento de Biotecnología y Desarrollo Regional de Migal. Por eso, sitios para demostración deben ser configurados para mostrar cómo funciona la tecnología.

Esto probablemente será coordinado a través de los dos socios europeos de Mistown: la Universidad de Patras, en Grecia, y el Centro para la Tecnología, Energía y Medio Ambiente Cetenma, en España.