El sector pesquero español rechaza las “monstruosas falsedades” vertidas contra la flota de altura europea

La flota señala que el término “barcos monstruos” carece de rigor ya que el tamaño de los buques es irrelevante para evaluar el impacto sobre las poblaciones de peces, previamente gestionadas desde el conocimiento científico de su estado biológico a través de las Organizaciones Regionales de Pesca (ORPs) y la propia Administración comunitaria y española, y su tamaño obedece más a las necesarias infraestructuras de procesado, congelación y seguridad a bordo.

La Confederación Española de Pesca insiste en que la normativa comunitaria sobre el control de la actividad pesquera es la más estricta del mundo, con una vigilancia y monitorización constante mediante sistemas de localización (VMS), embarque de observadores a bordo y control satelital de capturas mediante el Diario electrónico de a bordo.

La Confederación Española de Pesca, Cepesca, rechaza taxativamente, por su falta de rigor y conocimiento, las “monstruosas falsedades” vertidas contra la flota de altura europea, en general, y española en particular.

En la actividad pesquera no existen “barcos monstruos” porque el tamaño de los barcos es irrelevante para evaluar el impacto de su actividad sobre las poblaciones de peces y el ecosistema, ya que se regula a partir del resultado de estudios científicos sobre su estado biológico y la vulnerabilidad de los ecosistemas marinos a través de Organizaciones Regionales de Pesca y de la propia administración comunitaria y española.

La razón principal por la que algunos barcos son más grandes es que necesitan alojar las instalaciones de procesado, congelación y almacenamiento a bordo, además de proporcionar un espacio más cómodo, seguro y habitable para una numerosa tripulación que tiene que faenar en mareas de hasta cuatro o cinco meses y permitir el acceso a zonas de pesca más alejadas de la costa.

Cepesca insiste en que el impacto sobre el ecosistema marino y sus recursos no depende del tamaño de los barcos si no del cumplimiento de las medidas de gestión que se adopten sobre una base científica en cada zona de pesca y sobre cada especie a la que se dirija la flota con independencia de que sea de bajura o de altura.

La flota pesquera comunitaria, tanto la de altura como la de bajura, puede presumir de ser la más controlada y regulada del mundo. Nuestros barcos están monitorizados continuamente por sistemas de localización y seguimiento satelital VMS, así como de reporte electrónico de capturas diarias a través del Diario electrónico de a bordo que monitorean los centros de vigilancia de los Estados miembros de la UE y los Estados ribereños con todas las garantías de seguridad y sostenibilidad para los consumidores.

Algunos segmentos de flota cuentan con medidas de control adicionales como el caso de la flota cerquera atunero-congeladora que tiene una cobertura del cien por cien de observadores a bordo y sistemas de observación electrónica.

Los pesqueros de larga distancia operan con licencias de pesca, tanto privadas como en el marco de los acuerdos bilaterales de la UE (Acuerdos sostenibles de Asociación Pesquera), negociados y firmados entre la Unión Europea y los países costeros.

Estos acuerdos determinan el número de buques de la UE permitidos en aguas de países terceros, las capturas disponibles, y las zonas de pesca permitidas, y el respeto de las condiciones establecidas en cada protocolo es supervisado estrictamente por la UE y los terceros países. Estos convenios conllevan siempre una contrapartida económica y apoyo financiero para contribuir al desarrollo económico de esos países, de la infraestructura, la formación o la ayuda para combatir la pesca ilegal, que no están vinculados a las posibilidades de pesca, además de las tasas que los armadores pagan por sus capturas.

Cepesca y todas las asociaciones a las que representa quieren resaltar su firme compromiso en la lucha contra la pesca ilegal, no regulada y no reglamentada y su convencimiento de que la sostenibilidad es la única premisa que garantiza la supervivencia de la actividad pesquera.

Sostenibilidad que trasciende a la conservación de los recursos, ya que las empresas pesqueras, las grandes y las pequeñas, invierten en cada uno de sus empleados proporcionando riqueza y desarrollo socio-económico a sus familias y sus comunidades.