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Irene Campos

19/01/15

Investigan variedades de vid del Real Jardín Botánico con más de 200 años

El trabajo está dirigido por la investigadora del CSIC María del Carmen Martínez, responsable del grupo de Viticultura en la Misión Biológica de Galicia, que identificará mediante técnicas ampelográficas y de ADN las variedades de vid del herbario, que se conserva desde 1802, para conocer con exactitud cuáles se cultivan en la actualidad y las que ya han desaparecido. Junto a este equipo participan el investigador Mauricio Velayos, del Real Jardín Botánico de Madrid, y el grupo de investigación del INRA-Montpellier (Francia), dirigido por Jean-Michel Boursiquot.

“Los datos reunidos hasta el momento indican que se trata del herbario de variedades de vid cultivadas más antiguo del mundo”, señala la investigadora del CSIC. El siguiente en antigüedad, añade, sería el que se conserva en Francia, que data de 1870.

El herbario consta de 186 pliegos y cada uno incluye las hojas y brotes desecados de una variedad concreta. Todas las muestras fueron recogidas en Andalucía, gran parte en Sanlúcar de Barrameda, Trebujena y Jerez. Desde entonces se conservan en el centro de investigación madrileño, junto con más de un millón de ejemplares diferentes, que forman el mayor herbario español de plantas vasculares.

Pionero de la vid

Simón de Rojas Clemente fue el primero en aplicar el método científico al estudio y descripción de las variedades de vid cultivadas, y está considerado por tanto el primer ampelógrafo del mundo. En 1807 publicó un libro, traducido a varios idiomas e imitado posteriormente por expertos de todo el mundo, en el que establecía un método de descripción. “De hecho, prácticamente todos los parámetros que él estableció se siguen utilizando en la actualidad, ya que se recogen en el código oficial para la descripción de variedades de vid, de la Organización Internacional de Vid y el Vino, de la que forman parte 46 países”, indica María del Carmen Martínez.

Clemente incluye en su libro la descripción de gran parte de las variedades conservadas en el herbario, pero su costumbre de darles nombres dedicados a autores, o incluso de inventarlos, no permite saber con exactitud a cuáles podría referirse, argumenta Martínez. “Por tanto, el hecho de poder completar las descripciones del libro con nuevos estudios ampelográficos y moleculares, directamente sobre el material del herbario, permitirá saber cuáles corresponden a variedades actuales, o cuáles podrían haber desaparecido”, explica la investigadora.

Por su parte, la empresa jerezana José Estévez señala que su colaboración con el CSIC sirve para iniciar una etapa de cooperación entras las dos instituciones, con el objetivo común de situarse a la vanguardia de la ciencia, la innovación y el vino y poner de relieve la riqueza del patrimonio vitivinícola español, ya que mejorar la productividad y generar una cadena agroalimentaria sostenible en el sector vitivinícola andaluz son, además, objetivos prioritarios para el grupo dando posibilidad de incorporarse al sector a las nuevas generaciones y generando riqueza en toda la comunidad.