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Miguel HGL

26/06/14

La agricultura urbana está de moda. Balcones, terrazas y azoteas se tiñen de verde

«Siempre ha habido agricultura dentro de la ciudad, es a partir de 1960 cuando el fenómeno cambia», argumenta Jaime Izquierdo, autor del libro «Asturias, región agropolitana». Izquierdo, que recuerda con agrado la época en la que su familia sólo compraba lo que no se podía tener en la huerta, cree que es necesaria la redefinición del «contrato entre la ciudad y el campo».

Con una idea parecida nace «Güerta Sacavera», un colectivo libre fundado a finales de 2012 por seis jóvenes que intentan recuperar la mentalidad rural dentro del ámbito más urbano. Moisés Cima y Xosé Antón Cadierno, miembros de este colectivo, argumentan que lo que les diferencia de otros productores agrícolas es «la carga ideológica que hay detrás». «Nosotros creemos en una nueva organización del territorio, en la posibilidad de compartir espacios de producción», explican. La posibilidad de la soberanía alimentaria -consumir lo que se produce- o un nuevo tipo de relaciones humanas, más propias del ámbito rural, dentro de la ciudad son otros de sus argumentos a favor de la agricultura urbana.

Actualmente, este colectivo se dedica al mantenimiento de una pequeña huerta en la que todos participan. «La acogida de los vecinos ha sido impresionante, muchos nos prestan herramientas y otros el agua para regar la huerta», explica Xosé Antón. Para un futuro próximo se plantean la posibilidad de contactar con centros sociales en busca de la ayuda, los consejos y el intercambio de experiencias de una generación ya retirada y que ellos consideran «los verdaderos conocedores de la huerta».

En cuanto a la financiación de este colectivo, la única fuente de la que disponen es la autogestión. «No queremos subvenciones, funcionamos ya sea por la propia financiación o gracias a la venta de nuestra producción», dice Moisés Cima.

Despojados de la carga ideológica de «Güerta Sacavera», pero con una parecida ejecución de la agricultura a pequeña escala en un ámbito urbano, en Oviedo siempre han existido y todavía sobreviven ciertos rincones dedicados a la plantación de alimentos. Abundan, en especial, en barrios limítrofes con la zona rural, como en la Argañosa, Vallobín, La Corredoria o incluso en Montecerrao. «Es normal que sigan existiendo estos huertos ecológicos», explica Jaime Izquierdo, «se supone que las ciudades se han creado en terrenos adecuados para la agricultura, hay que intentar cambiar la idea de huerto de ocio, hacia el huerto de producción».

La producción agrícola es también uno de los objetivos del proyecto «Huertas para la integración». Esta iniciativa promovida por Asturias Acoge busca alternativas laborales para la integración de personas inmigrantes, ofreciendo servicios de formación en técnicas de agricultura y cultivo ecológico. Buscan ofrecer espacios de interculturalidad, unas opciones de mejora, desarrollo e integración dentro de esta alternativa de empleo.

«Uno de los objetivos es que las personas con las que trabajamos puedan cultivar para su propia subsistencia y así puedan crear un puesto de trabajo a través de la agricultura ecológica», dice Mar, una de las promotoras del proyecto. Todavía en sus primeras fases, «Huertas para la integración» espera empezar a funcionar tras el verano.

Ya sea para el autoconsumo, para la creación de puestos de trabajo, para la protección de la producción doméstica alimentaria o como labor social, lo cierto es que con el paso del tiempo, cada vez son más las personas que confían de nuevo en cultivar sus propios alimentos.