Con todo el jaleo que ha organizado el anuncio de la subida del IVA esta semana por parte del gobierno ha pasado casi desapercibida una noticia de especial relevancia e interés para el sector agrario. Por primera vez, la Comisión Nacional de la Competencia (en adelante CNC) ha visto indicios de posibles prácticas anticompetitivas por parte de la industria láctea en el mercado de aprovisionamiento de leche de vaca cruda que le compra a los ganaderos, motivo por el cual ha decidido poner en marcha una investigación realizando inspecciones en diversas asociaciones de la industria láctea y en algunas empresas en Galicia, Cantabria y Cataluña bajo la sospecha de un posible reparto de mercado y una fijación de condiciones comerciales en la compra de sus aprovisionamientos de leche a los citados ganaderos.

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Según indica el comunicado de prensa (ver) elaborado por la propia CNC, el origen de las actuaciones se encuentra en las numerosas denuncias y quejas recibidas en la Dirección de Investigación de la CNC así como en las noticias aparecidas en prensa relativas a la problemática en el sector de la leche, sector que ha sido objeto de investigación (que no de sanción) por parte de las autoridades de competencia en ocasiones anteriores. Estas informaciones se refieren, en particular, a posibles prácticas anticompetitivas de diversas empresas lácteas y asociaciones de industrias lácteas y consistirían en el intercambio de información sensible sobre clientes, condiciones de compra y precios y en la adopción de acuerdos cuyo objeto sería el reparto de mercado y la fijación de condiciones comerciales a los ganaderos.

Algo parece haber cambiado en la CNC desde la publicación de su informe sobre las relaciones comerciales en el sector agroalimentario a finales del año pasado. Son ya muchas las evidencias de la existencia de estas y otras prácticas comerciales abusivas en la cadena de valor agroalimentaria en España. A mí me gusta llamarlo “la cara B” (lo que no se ve) en los estudios de formación del precio que elabora el Observatorio de Precios del Ministerio de Agricultura para cada uno de los alimentos de mayor peso en nuestra cesta de la compra. Se trata de esas prácticas desleales que los agricultores (y la propia industria) vienen sufriendo y denunciando desde hace ya mucho tiempo y que se han incrementado desde el inicio de la crisis.

Sin ánimo de prejuzgar el resultado de la citada investigación, una vez más se demuestra que el funcionamiento de la cadena agroalimentaria en España no es todo lo leal y transparente que debiera. No es una noticia para alegrarse, ya que denota que el sector no está todo lo unido que debiera pese a los esfuerzos realizados en la interprofesional. Sin embargo, parece que las quejas de los que forman el eslabón más débil de la cadena, los ganaderos, parecen haber sido tenidas en cuenta. Oportunidad tendremos de comentar los resultados de esta investigación en este blog. Hasta ahora, todas las denuncias realizadas por el sector productor a la CNC han sido desestimadas. En cualquier caso, sería bueno que la crisis económica sirviera, al menos, para incrementar los niveles de colaboración entre todos los agentes de la cadena. Menos micro-competencia absurda y más unión a todos los niveles para no dejar caer este sector tan importante para España. A otros países con los que competimos a diario les encantaría que esto sucediera.