Una vez más se ha puesto de manifiesto que el camino más corto entre dos puntos no es necesariamente la línea recta. No me cabe duda de que el comisario Ciolos quiere lo mejor para la Política Agraria Común, PAC, incluso para los agricultores, aunque a veces resultan difíciles de entender sus métodos y  propuestas.

El  viernes pasado tuve la ocasión de asistir, que no de participar, en un seminario organizado por el comisario de agricultura sobre la próxima reforma de la PAC.  Y una vez más, es el segundo seminario al que asisto de la era Ciolos, la participación del sector (productores, cooperativas, industria agroalimentaria) ha pasado prácticamente desapercibida. Universidad, institutos de investigación, organismos internacionales, instituciones comunitarias, fundaciones medioambientalistas destacaron muy por encima de los representantes del sector.



Por ello no es de extrañar que los temas más citados fueron el “greening” y la sostenibilidad de la actividad agraria. Afortunadamente, la sostenibilidad, fue definida por el Director General Adjunto de la DG AGRI, Pacheco, en sus tres vertientes: económica, social y medioambiental, aunque la mayoría de los demás intervinientes se concentraron sólo en esta última.

Tras toda una jornada escuchando argumentaciones que poco tenían que ver con la realidad agroalimentaria y, sobre todo, tras las intervenciones de los directores de la DG AGRI y la clausura del Comisario Ciolos, me di cuenta de que el objetivo del seminario no era otro que la justificación del mantenimiento de la PAC. Los representantes del sector fuimos mero “paisaje rural”, porque el seminario iba dirigido a los actores más críticos con el sector, a los que cuestionan incluso la existencia de una Política Agraria Común y buscaba el apoyo del mundo universitario, la investigación y de aquellos medioambientalistas que consideran el “greening” como un cambio en la buena dirección. 

La primera conclusión a la que uno llega es que si el legislador europeo debe convencer a estas organizaciones de la necesidad de mantener una agricultura activa en la UE que, entre otras cosas, les alimenta, algo grave está pasando. No pongo en duda la necesidad de escuchar a todos, pero el legislador debe diferenciar claramente entre quienes representan una sensibilidad, y entre quienes representamos una realidad económica, social y territorial avalada por millones de  agricultores y miles de empresas que viven de una actividad tan  digna y necesaria como la  agricultura y la alimentación.



Por otra parte, la agricultura europea y el conjunto de industrias que componen el sector agroalimentario, constituyen sin duda el colectivo más respetuoso con el medio ambiente de todos los sectores económicos. En los últimos años han realizado un esfuerzo ingente por mejorar las técnicas productivas y hacerlas más sostenibles desde el punto de  vista medioambiental, a pesar de que el mercado no les recompensa el esfuerzo realizado, lo que pone de manifiesto que una cosa son los discursos y otra muy diferente la cruda realidad.

Desde mi punto de vista el objetivo del seminario no fue provocar un debate, sino crear un clima favorable a la reforma de la PAC con vistas a la próxima discusión sobre las perspectivas financieras de la UE. De hecho no hay más que mirar los tres grupos de trabajo que enmarcaron las jornadas: el papel de la PAC en el abastecimiento alimentario, su contribución a la cohesión y desarrollo territorial y, finalmente, su papel en la conservación de los recursos naturales.

La representación del COPA-COGECA en las mesas fue prácticamente invisible y, en particular, en el grupo de trabajo sobre seguridad de abastecimiento los ponentes fueron representantes de la universidad, FAO y la propia DG Agri.

Para mí la intervención más coherente la hizo el representante de la OCDE, Ken Ash,  quien centró su ponencia en la pérdida de competitividad de la agricultura y de la industria agroalimentaria europea desde 1993. El incremento de las importaciones, la reducción de las exportaciones, de los precios internos y de las rentas de los agricultores comunitarios han ido acompañados de un incremento en los precios internacionales y de un crecimiento de la cuota de mercado de países como Brasil, Argentina, Chile, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos... En consecuencia, Ash se preguntaba sobre si las sucesivas reformas de la PAC habían ido en la buena dirección y, sobre todo, si las propuestas actuales habían tenido en cuenta el nuevo escenario mundial y los desafíos a los que se enfrenta la agricultura comunitaria en un mercado global.

Creo que la Comisión intenta la cuadratura del círculo, buscando consensos imposibles entre las diferentes posiciones existentes en los Estados Miembros; unos defendiendo el status quo y otros un cambio radical, los que proponen una orientación más medioambientalista y los que consideran que hay que incrementar la productividad y evitar sobrecostes que nos hacen perder competitividad, los que abogan por una mayor regulación de los mercados y quienes defienden una liberalización total,....

En definitiva, lo que tenemos en Europa es un problema de gobernanza y pretender quedar bien con todos es misión imposible. La Comisión debe ser coherente con las necesidades y la realidad del mercado actual y futuro, los demás lo están haciendo de forma decidida y nosotros todavía andamos con seminarios intentando justificar una política que empieza a no gustar a casi nadie.

Bruselas