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La cosecha de pistacho, en España, bate un nuevo récord de producción

La superficie cultivada en la región castellano-manchega, la mayoría como cultivo ecológico, se acerca a las 9.000 hectáreas, habiéndose incrementado en más de 1.500 ha durante el último año.

Este récord de cosecha es debido a que, pese a la sequía imperante y la pobreza de muchos suelos donde se cultiva el pistacho, la mayor parte de las plantaciones realizadas en la década de los 90 ya están proporcionando buenas producciones, que de media anual pueden aproximarse a los 800 kilos por hectárea en el secano y a los 1.500 kilos en los regadíos, a partir del décimo u octavo año de la plantación, respectivamente.

Los agricultores han finalizado a primeros de octubre la recolección en las parcelas de variedades más tardías, en una campaña que comenzó a mediados de septiembre. El precio pagado al agricultor se sitúa entre los 4,5 y los 8,8 € por kilo de producto seco y pelado, correspondiendo los precios más altos a las partidas de mayor calibre, granos abiertos y en cultivo ecológico, que es el mayoritario en Castilla-La Mancha. La mayor parte de la producción nacional (que aún representa menos del 2 por mil de la mundial) se exporta a los mercados más exigentes de Europa, demandantes de calidad y producción ecológica.

El departamento que se encarga del asesoramiento e investigación de este cultivo se ha visto desbordado ante un interés sin precedentes, evidenciado por los casi 400 asistentes a los cursos de verano, así como en el número de consultas atendidas, información enviada o yemas suministradas para el injerto. El número de agricultores que nos visitan desde el extranjero (procedentes de Italia y Portugal, principalmente) también se ha incrementado significativamente en 2015.

El Centro de Investigación Agroambiental de El Chaparrillo (CIAC), continuando con su política de difusión del cultivo, ha repartido gratuitamente este verano 361.000 yemas de sus planteles oficiales (un 2% más que en 2014) para más de 320 agricultores y 9 viveros, con las que se han injertado unas 1.139 hectáreas de nuevas plantaciones de pistacho, correspondiendo a Castilla La Mancha unas 774 hectáreas (Ciudad Real 446 ha, Albacete 210 ha, Toledo 108 ha, Cuenca 7 ha y Guadalajara 3 ha). El resto se han repartido entre agricultores de las Comunidades Autónomas de Andalucía, Extremadura, Comunidad Valenciana, Madrid y Castilla y León. El mayor porcentaje de yemas repartidas corresponde a las variedades hembra: Kerman 63%, Larnaka 9% Avdat 7%, Sirora 5% y a los machos Peter 10% y C-Especial 2%.

En el pistacho, a diferencia de la viña o el almendro, la planta ya injertada procedente de vivero tiene un precio aún muy elevado, por lo que la práctica más habitual para establecer un campo de cultivo es plantar primero el patrón o portainjerto y cuando éste ya se ha establecido adecuadamente y tiene suficiente grosor de entre 12 y 15 mm. (a los 9-18 meses), proceder a su injertado con yemas de pistacho durante el verano. El patrón o portainjerto debe pertenecer a una especie emparentada con el pistacho (Pistacia vera). Habitualmente se planta el terebinto o cornicabra (Pistacia terebinthus), por ser un arbusto bien adaptado al clima y a los suelos de nuestro entorno, donde crece espontáneamente, pero también se emplean, en menor medida, la Pistacia atlantica y el híbrido UCB1, obtenido mediante un programa de mejora genética en la Universidad de Davis, California.

La apuesta de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha por el desarrollo del pistachero, está siendo respaldada por numerosos agricultores que optan por este cultivo que les ofrece una buena rentabilidad a medio y largo plazo, difícil de conseguir con otros más tradicionales como vid, olivo o cereales. En su afán por seguir desarrollando este cultivo, que va a ser un revulsivo para la economía agraria de muchas zonas en los años venideros, el equipo de investigación del Chaparrillo, en colaboración con empresas viverísticas y otros centros de investigación, se ha fijado como objetivo a medio plazo obtener un patrón seleccionado de cornicabra o terebinto, mediante técnicas de clonación de meristemos apicales, que resalte por su buen vigor, buena compatibilidad con el injerto y mayor resistencia a enfermedades. También se está trabajando ya en el estudio de la adaptación de nuevas variedades y portainjertos procedentes de otros países, sin descuidar tanto la producción y reparto de yemas para injerto, como los cursos de formación en el cultivo (poda, injerto, etc) y la atención y asesoramiento a particulares.