Las balsas pequeñas y los estanques temporales liberan CO2 a la atmósfera incluso cuando no tienen agua

Las balsas y estanques temporales emiten CO2 de modo natural durante todo el año —incluso cuando no tienen agua—, y las zonas secas son las que liberan mayor cantidad de carbono hacia la atmósfera. Este fenómeno, descrito ahora por primera vez, podría tener implicaciones en el ciclo global del carbono que controla el clima en la Tierra, según un trabajo dirigido por el profesor Biel Obrador, de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, y Núria Catalán, del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA).

Fecha: 15-Feb-2018

Tags: balsas , carbono

Fuente: Alpaha Galileo

El nuevo artículo, publicado en la revista Scientific Reports, cambia el paradigma clásico sobre el papel de balsas y estanques temporales como fuentes de emisión de carbono a la atmósfera y su impacto en el efecto invernadero del planeta.

Balsas y estanques temporales: una nueva visión del ciclo del carbono

El rol de las aguas continentales en el ciclo global del carbono es aún bastante desconocido, a pesar de su importancia, en especial en sistemas acuáticos pequeños o temporales (con periodos sin agua). Este trabajo es uno de los primeros estudios publicados sobre los flujos de carbono a lo largo del ciclo hidrológico de sistemas acuáticos temporales, con un especial interés tanto en las áreas inundadas como en las zonas de sedimentos no cubiertas por agua (incluso durante la fase seca en verano).

Tal como explica el profesor Biel Obrador (UB), primer autor del artículo, «hasta hace una década, se consideraba que las aguas continentales tenían un papel irrelevante en los flujos globales con la atmósfera, como consecuencia de la pequeñísima superficie que ocupan en comparación con los grandes compartimentos planetarios de carbono (como los océanos)». Es más, señala también el investigador, «aunque las pequeñas balsas y estanques —que a menudo no superan las dimensiones de una pista de baloncesto— son los ecosistemas lacustres más frecuentes en el planeta, el grueso del conocimiento sobre el ciclo de carbono en aguas dulces estancadas proviene todavía, sobre todo, de grandes lagos de carácter permanente (con agua todo el año)».

Las balsas pequeñas y temporales emiten CO2 durante todo el año

En el estudio, los expertos han analizado los flujos de CO2 y metano (CH4) —dos gases con un poderoso efecto invernadero— en balsas temporales de pequeñas dimensiones en la isla de Menorca, con unas condiciones muy variadas y unos hidroperiodos (duración de la fase con agua) que oscilaban entre varios meses y varios días o semanas.

Las balsas temporales emiten CO2 durante todo el año, revela el estudio. Además, la cantidad de CO2 que liberan a la atmósfera —cerca de dos kilogramos de CO2 por metro cuadrado y año— es similar a la que emiten las aguas corrientes con más turbulencia (ríos, arroyos y torrentes) y es un valor que triplica el flujo de CO2 procedente de lagos, embalses y lagunas permanentes.

«Los flujos de emisión de estos gases son el resultado de los procesos biogeoquímicos que tienen lugar en esos ecosistemas, especialmente por la actividad biológica de las comunidades microbianas. Según las condiciones ambientales y la composición de la materia orgánica, estos microorganismos producen gases como el CO2 y el CH4 como resultado de la respiración de la materia orgánica del sedimento», detalla Biel Obrador, que es miembro del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la UB.

Integrar la visión de la biogeoquímica de los sistemas acuáticos temporales

En un mundo afectado por el cambio global, la frecuencia y la intensidad de las sequías podrían aumentar considerablemente en algunas zonas del planeta. Este fenómeno podría acelerar el desecamiento y la desaparición de muchos sistemas acuáticos, tal como se está observando hoy en día en algunos lagos. En este escenario, las emisiones de carbono desde estas extensas áreas de sedimentos emergidos podrían ser —como mínimo, en una primera fase— muy relevantes para el ciclo global del carbono.

En el futuro, será necesario abordar el estudio de la biogeoquímica de los sistemas acuáticos temporales desde una perspectiva que integre tanto las zonas secas como los periodos sin agua, alertan los autores. «La visión final que podemos obtener sobre el funcionamiento de los ecosistemas es sorprendentemente diferente de la que se obtendría si solo se tuvieran en cuenta las condiciones de inundación. Sin esta perspectiva integradora, los estudios nos llevan a conclusiones incluso opuestas sobre el papel ecológico de estos ecosistemas como fuentes de carbono hacia la atmósfera», apunta Obrador.

En el nuevo trabajo, financiado por el Instituto Menorquín de Estudios, también participan Lluís Gómez Gener (Universidad de Barcelona) y otros expertos del ICRA, la Universidad de Girona, la Universidad del País Vasco, la Universidad de Upsala (Suecia), el Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental (Alemania) y la Universidad de Umeå (Suecia).