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Irene Campos

31/03/13

Las plantas aromáticas florecen entre el desconocimiento y su gran potencial

Según destaca el secretario de la Asociación Nacional de Plantas Aromáticas y Medicinales, Federico Varela, el sector se enfrenta a la paradoja de que "mientras la demanda crece, la producción decrece", algo que a su juicio se debe a la escasez de apoyo institucional y la ausencia de unión entre los productores. De acuerdo con los datos de la asociación, que agrupa a una treintena de productores, la superficie dedicada a estos cultivos en España se sitúa entre 10.000 y 12.000 hectáreas, repartidas sobre todo en explotaciones pequeñas, aunque Varela subraya la falta de estadísticas fiables, en parte debido a la gran variedad de especies que pueden incluirse bajo esta rúbrica. En la actualidad, los principales suministradores del mercado europeo son los países del Este, como Rumanía y Bulgaria, y del norte de África, en los que las plantas proceden de la recolección silvestre basada en la disponibilidad de mano de obra muy barata, "como funcionó aquí hasta los años 80", según Varela. El referente europeo en el cultivo de plantas aromáticas es Francia, donde tradicionalmente se ha desarrollado alrededor de la industria de perfumes, sobre todo en la zona de la Provenza. Varela destaca la organización del sector galo, agrupado en torno a instituciones oficiales y con centros de investigación propios, así como el desarrollo con éxito en el norte de Italia de la producción de plantas medicinales para elaborar productos "de alta calidad" destinados a mercados como Estados Unidos y Japón. La gran oportunidad de España Sin embargo, los productores franceses empiezan a encontrarse con problemas por agotamiento de tierras en cultivos como la lavanda y el lavandín, situación que abre una oportunidad para aumentar el cultivo en España, que a juicio de Varela podría multiplicarse por cinco y "el mercado lo absorbería". Castilla-La Mancha es una de las regiones con más tradición en cultivo de plantas aromáticas, en comarcas como La Alcarria, donde constituyen la fuente de su preciada miel. Sin dejar tierras manchegas, en la localidad albaceteña de Ossa de Montiel se encuentra la explotación de Francisca Muñoz, que ha tomado el testigo de su padre, quien comenzó con una destilería de aceite esencial de romero, actividad tradicional en la zona. Según ha explicado Muñoz, en la actualidad cuentan con unas 40 hectáreas en las que, además de romero, tomillo y mejorana, hoy crecen diferentes variedades de lavanda y lavandín en producción ecológica, una de las vías en las que el sector ha encontrado una oportunidad por la existencia de ayudas. Parte de la producción se destila, mientras que el resto se vende en seco a través de mayoristas españoles e internacionales. Un crecimiento fácil La facilidad con la que se dan estas plantas en España, donde "casi todo crece espontáneamente", según Varela, hace que sean una alternativa para tierras poco productivas o para productos que han perdido competitividad, como el tabaco, los cereales o cultivos de huerta que sufren la competencia de terceros países. Una de las zonas donde el cultivo de plantas aromáticas está en auge es Tenerife, donde en cuatro años se ha pasado de apenas 3 hectáreas a 40 y su valor comercial se ha multiplicado por diez, hasta los tres millones de euros en la última campaña, según los datos de la Asociación de Cosechadores y Exportadores de Flores y Plantas de Canarias (Asocan). La albahaca es el principal cultivo, al que se suman plantas como menta, romero, salvia o cebollino, que se exportan a Reino Unido, Italia, Suiza, Alemania, Holanda y Rusia, así como a la Península, desde donde se reenvían a otros países de la Unión Europea. Desde la entidad destacan que la apuesta por la albahaca se encuentra en el clima de las islas, que permite su cultivo en invierno, cuando más desabastecida puede estar la demanda. Asocan subraya las posibilidades de desarrollo en el mercado canario y espera que la producción llegue a los cinco millones de euros en la campaña 2013/2014.