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Miguel Lorenzo

09/05/12

Los agricultores se animan a instalar nidos de rapaces para el control biológico del topillo

Alfonso Paz, del Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA), ha explicado hoy a EFE que agricultores de Rueda (Valladolid) han sido los primeros en instalar y financiar ellos mismos este tipo de nidos, que hasta ahora corrían a cargo de la organización conservacionista.

El grupo ecologista ha asesorado a los agricultores en Rueda, que han colocado en el campo medio centenar de cajas-nido, similares a las que GREFA tiene instaladas en la cercana localidad de Villalar de los Comuneros, también en la provincia de Valladolid.

Cuando comenzó en 2009 un programa de control biológico de estos roedores, tras la plaga de topillos que en 2007 arrasó cosechas en Castilla y León, muchos agricultores eran reacios a permitir que se instalaran las cajas-nido en las linderas de sus tierras de cultivo.

Además de su ocupación por cernícalos vulgares y lechuzas, estos nidos, que consisten en una caja instalada sobre un poste, ambos de madera, también han servido de "percha" para otras especies que comen topillos, como el ratonero.

Este método biológico de control de estos roedores, especialmente dañinos para los cultivos si se convierten en plaga, ha tenido un efecto "atrayente" para otras especies, ha destacado Alfonso Paz.

Incluso la lechuza, aunque no llegue a nidificar, los utiliza como "percha" por la noche en busca de topillos y otras presas.

Las ventajas de este método han sido ya certificadas en foros científicos, al haberse constatado que contribuye a reducir la población de topillos y evitar plagas, incluido el beneficio adicional que supone el que las cajas-nido también sirvan a otras especies que se alimentan de estos roedores.

Esta técnica de manejo de plagas ya es aplicada, desde 2009, en otras localidades como Villalar de los Comuneros, Boada de Campos (Palencia) y San Martín de Valderaduey (Zamora), con más de 350 cajas-nido instaladas a través de este proyecto.

El programa pretende prevenir plagas de topillos sin utilizar venenos químicos, muy dañinos para otras especies, como la liebre ibérica o el milanos real, y sin emplear prácticas como las quemas controladas de vegetación en cunetas y linderos.

Este proyecto desarrollado por GREFA está financiado por la Fundación Biodiversidad y cuenta con la colaboración del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC), el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y la Universidad de Valladolid (UVa).