Del 2 al 5 de febrero pasados participé en dos importantes conferencias relacionadas con el sector pesquero que tuvieron lugar en Malta: SeaFood Summit y la Conferencia sobre Asesoramiento Económico en la Gestión Pesquera.

El primero de los actos consistió en una mesa redonda sobre la lucha contra la pesca ilegal. Con el director de Global Engagement de la organización Global Ocean Commission, Kristian Teleki, como moderador, y con la participación del Comisario europeo de Medio Ambiente, Pesca y Asuntos Marítimos, Karmenu Vella, y el director de la ONG Environmental Justice Foundation (EJF), Steve Trent, el debate fue uno de los que más expectación creó y sirvió para poner sobre la mesa la verdadera dimensión de una problemática que para muchos países todavía sigue siendo una asignatura pendiente: la pesca ilegal.

Comencé mi intervención informando de que los armadores europeos estamos de acuerdo, en general, con los principios y con las normas establecidas en la UE para luchar contra la pesca ilegal, que somos suministradores de alimentos saludables y que necesitamos un sistema simple, con medidas efectivas para poder frenar la pesca ilegal, pero que permita a los operadores legales poder pescar sosteniblemente y de forma rentable.

Insistí en la necesidad de que la transparencia que caracteriza la actividad de la flota europea se haga extensiva a todos los países, así como en el imperativo de coordinar con las otras naciones pesqueras, en especial con las que tienen los principales mercados de productos de la pesca del mundo, como Estados Unidos y Japón, la normativa de lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no regulada (IUU - Illegal, Undeclared and Unregulated).

Así mismo, puse en duda la verdadera voluntad política de la CE y de la UE a la hora de identificar y declarar como países no cooperantes en la lucha contra la pesca ilegal (en el caso de que lo merecieran) a aquellos grandes países que mantienen una importante relación comercial y política con la UE, más allá de la pesca, como China, Taiwán, Corea del Sur o Tailandia. Recordé que, por ahora, solo unos cuantos pequeños países como Sri Lanka, Guinea Conakri o Camboya han recibido una “tarjeta roja” por parte de la UE. ¿Se atreverá la UE a sacar dicha tarjeta a países más grandes…?

Por otro lado, apoyé la iniciativa de creación de un registro global de buques de pesca que garantice la monitorización y el control efectivos a escala global de todas las embarcaciones, de sus propietarios y de sus capturas. Y también abogué por una aplicación de la normativa más uniforme y coordinada en toda la UE, sobre todo del artículo 17 del Reglamento referido a las verificaciones, ya que debería establecerse un porcentaje mínimo de verificaciones por estado miembro en función del número o el volumen de importaciones y sobre la base del análisis de riesgos (incluso, con el 1% sería suficiente).

En definitiva, creo que la mesa redonda fue interesante y que pude dejar constancia de que España está haciendo las cosas bien y que somos un claro ejemplo en la lucha de la pesca ilegal.

En unos días contaré lo que ocurrió en la segunda conferencia…