El pasado 12 de noviembre, en Bruselas, la Comisión Europea adopto un plan de contingencia donde se reconoce la resiliencia general de la cadena de suministro de alimentos de la UE, identifica las deficiencias existentes y propone acciones para mejorar la preparación a nivel de la UE. El objetivo es garantizar que los ciudadanos no se enfrenten a la escasez de alimentos durante las crisis (ambiental, sanitaria, cibernética…).

Lecciones aprendidas de la crisis del COVID-19

La Unión Europea tomo una serie de medidas para minimizar el impacto negativo de la pandemia en los sectores agrícola, pesquero, acuícola y alimentario.
Algunas de las medidas de mercado excepcionales que se integraron son:
- Ayuda al almacenamiento privado: Para reducir temporalmente la oferta de productos, la comisión adopto ayudas para el almacenamiento privado de productos lácteos y cárnicos.
- Excepción temporal de las normas de competencia de la UE para los sectores la leche, las flores y las patatas, donde les permiten autoorganizarse e implementar medidas de mercado a su nivel.
- Flexibilidad para el programa de apoyo al mercado para el vino, las frutas y hortalizas, las aceitunas de mesa y el aceite de oliva, la apicultura y el régimen escolar de la UE (que cubre la leche, las frutas y hortalizas). El objetivo es limitar la oferta para regular el mercado.
Se implementaron, además, medidas como las llamadas vías verdes, donde se garantiza un cruce fronterizo que no exceda los 15 minutos.
La Política Agrícola Común (PAC) y la Política Pesquera Común (PPC), proporcionaron herramientas para contrarrestar los desequilibrios del mercado o los problemas de flujo de caja de los productores.

El plan de contingencia de la UE para el suministro y la seguridad alimentaria

El plan de contingencia adopta una colaboración entre el sector privado y público, incluyendo el papel fundamental de las autoridades de la UE, nacionales y regionales.
El Mecanismo Europeo de Preparación y Respuesta ante Crisis de Seguridad Alimentaria, el cual engloba el plan en sí, se centrará en un conjunto de acciones que se completarán entre mediados de 2022 y 2024:
- previsión, evaluación de riesgos y seguimiento: mejorar la preparación haciendo uso de los datos disponibles (incluidos el tiempo, el clima, los mercados); un análisis más detallado de las vulnerabilidades y la infraestructura crítica de la cadena de suministro de alimentos;
- coordinación, cooperación y comunicación: intercambio de información, mejores prácticas, planes nacionales de contingencia; desarrollo de recomendaciones para abordar crisis; coordinación y cooperación con la comunidad internacional.