CHIL.org

Eugenio DOP

10/11/14

Precio de la tierra: ¿Estabilización a la vuelta de la esquina?

Quizás haya llegado el momento de la estabilización de los precios de la tierra. Posiblemente, aunque sea después de seis ejercicios consecutivos de descensos. Aunque, en ningún momento las caídas han llegado a ser tan intensas como en el caso de la vivienda. De hecho, el peor año de todos para el campo fue 2009 y en ese ejercicio el descenso fue de un 4,7 por ciento, muy por debajo del 13,7 por ciento que bajó la vivienda en su peor año, que fue 2012, de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística. En el caso de la tierra, la caída en el año 2013, según acaba de publicar el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, fue de apenas un 1,1 por ciento, hasta situarse en los 9.633 euros la hectárea.

Lola Sánchez, de e-Rustica, comenta, en relación a lo sucedido el año pasado, lo siguiente: «En general, el precio de la tierra se ha mantenido relativamente estable, con insignificantes subidas o bajadas dependiendo de la zona». Respecto al futuro, añade: «De momento, no creo que suban o bajen, creo que se mantendrán, excepto en los casos en los que la necesidad del vendedor haga llegar a una negociación a la baja», afirma. En definitiva, de acuerdo con el diagnóstico de esta experta, ha podido llegar el momento de la estabilización de precios.

Aunque José Luis Miguel, secretario técnico de Coag, comenta que quizás sea pronto para llegar a esa conclusión. A su juicio, hay que esperar todavía un año o dos más para asegurarse de que, efectivamente, los precios se están estabilizando y, por tanto, las caídas de precios han llegado a su fin. Afirma que es difícil sacar conclusiones porque el mercado de la tierra es poco transparente; hay pocas operaciones en relación al volumen total de campo; y, por último, los instrumentos metodológicos de los que se dispone no son los más precisos posibles.

Además, según explica el técnico de Coag, hay que tener en cuenta que el mercado de la tierra depende tanto de factores endógenos, es decir, del rendimiento de los cultivos, como exógenos, como es la propia crisis económica o la demanda inversora. Añade que ahora el precio de la tierra podría verse afectado por la entrada en vigor del nuevo sistema de ayudas públicas, que repartirá en 24 regiones el territorio español, en lugar de haber un área única, como ocurre en este momento.

Una crisis más larga, pero menos virulenta

Por todas esas dificultades analíticas, conviene contextualizar: esta crisis no ha sido tan dura como la que tuvo lugar entre 1990 y 1993, años en los que llegamos a ver descensos de hasta un 17,5 por ciento interanual (1992). Aunque, a continuación, años más tarde, vimos recuperaciones fulgurantes, entre 1997 y 1999, con subidas también de dos dígitos, algo que Sánchez no se atreve a pronosticar que vuelva a ocurrir. Pero, como comenta José Luis Miguel, lo que sucedió fue que la crisis de principios de los noventa fue más abrupta, más virulenta, mientras que la actual está siendo más larga, aunque la reducción de la inversión se está viendo compensada por unos mejores precios agrícolas, lo que ha apoyado el rendimiento de la tierra, lo que está sosteniendo un poco más los precios.

De todas maneras, no hay que perder de vista que, por regiones, ha habido comportamientos muy dispares. En las comunidades autónomas que más ponderan, porque tienen más tamaño, Castilla y León y Castilla-La Mancha, los precios subieron un 1,6 y un 1,5 por ciento, respectivamente. En Aragón, el comportamiento fue mucho mejor, con una subida del 7,6 por ciento. Pero en otras autonomías, como Madrid, Valencia y Galicia, los descensos fueron muy importantes: de un 6,1, de un 5,5 y de un 4 por ciento, por ese orden. En Andalucía y en Baleares también bajadas: de un 3,1 y de un 2,4 por ciento, respectivamente.

Mejor el regadío que el secano

En cuanto a los cultivos, también ha habido diferencias en cuanto a su comportamiento. La tierra de secano (-1 por ciento) ha caído más que la de regadío (-0,2 por ciento). Dentro del secano, los que mejor se han comportado han sido los prados naturales, con una subida del 0,5 por ciento, en cambio, los frutales, los viñedos y los olivares han caído de precio, muy especialmente los primeros.

En el regadío, los cultivos protegidos han sido los que más han subido (un 10 por ciento), seguidos de las tierras para el cultivo del fresón, para el arroz y para los frutales no cítricos. Además de este tipo de campos, sólo los prados naturales han registrado subidas. Tanto los viñedos como los olivares de regadío han perdido valor.

Según José Luis Miguel, lo más reseñable de la última estadística ha sido esa fuerte subida del precio de los cultivos protegidos, es decir, los que se realizan en invernaderos. Y es que, según explica, se trata de un subsector agrícola que se ha comportado muy bien en exportaciones: «Sin duda, es la actividad más dinámica, tanto en producción como en exportación e industrialmente. Se encuentra en una situación puntera total. No sólo en España, también en Europa».

Destaca el Ministerio que hay alguna tipología de tierra cuyo precio medio se ha visto afectado por el comportamiento de alguna región en concreto. Así, en el caso de las tierras de labor de secano, vemos que la caída del 1 por ciento que han sufrido se debe sólo a Andalucía (-7,7 por ciento), dado que sube en Aragón (13,7 por ciento), Castilla La Mancha (5,9 por ciento) y Castilla y León (1,8 por ciento). En las tierras de labor de regadío, el descenso se debe otra vez a Andalucía, que sufre una caída del 5,5 por ciento.

En el caso tanto del viñedo como del olivar de secano, Cataluña fue la razón de los descensos globales, sobre todo en el caso del olivar, donde la caída en la región catalana fue de un 8,1 por ciento.

¿Vuelve la inversión?

Según la experta de e-Rustica, las tierras de secano son las que mayor valor acumulan con el tiempo. En todo caso, en su opinión, ya se está viendo interés por parte de los inversores en comprar tierras. En especial, fincas con posibilidades diversas, para el cultivo, para el ganado, así como la restauración y actividades relacionadas con el ocio, el relax, la meditación... Actividades agrícolas y lúdicas en un mismo espacio.

Aunque, ahora, según su opinión, las dedicadas a crear biodiésel están empezando a ser atractivas. Pero insiste en que las multifuncionales son las que más interesan.

Miguel contradice a Sánchez y afirma que la inversión no está volviendo al campo español. «No hay presión de la demanda», asegura. «Los inversores han sido los que han ido marcando los precios, que en muchos casos han sido inasumibles por parte de los agricultores», asegura. En línea con este comentario de Coag, este otro de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganadores (UPA), que hace pensar que si no hay demanda inversora ajena a la explotación agrícola, tampoco existe por parte del propio sector: «Los agricultores y ganaderos resistimos a duras penas con nuestras explotaciones y se hace muy díficil plantearse aumentar las tierras, y más teniendo en cuenta lo difícil que es acceder a la financiación».

Esta inversión del propio sector se ve mermada, además de por la falta de financiación, por la crisis de rentabilidad provocada por los desequilibrios en la cadena agroalimentaria y los bajos precios que perciben agricultores y ganadores por sus productos, lo que puede continuar agravándose en el caso de que continúen las presiones deflacionistas, algo que, de acuerdo con las previsiones de la Comisión Europea, es más que probable. En este escenario, desde UPA consideran esencial, además del apoyo público, que las entidades bancarias apuesten por el sector agrario e inyecten crédito al sector.

¿Dónde?

Sea cierta la percepción de cierta reactivación de la demanda o, por el contrario, que ésta continúe siendo prácticamente inexistente, planteamos la pregunta sobre las ubicaciones geográficas en las que, en particular, hay más oportunidades de inversión. Explica Sánchez que las fincas del interior tienen ahora mejores precios que las de las provincias costeras. Bien es verdad que escoger unas u otras depende del uso que quiera darle el inversor.

En este sentido, lo que puede determinar que un área tenga mayor o menor precio que otra viene determinado, según Miguel, por el rendimiento de cada área. Y ello no sólo depende de las zonas, sino también del cultivo que se desarrolle cada zona, así como de las ayudas con las que cuente. Pone como ejemplo el secano castellano, que cuenta con ayudas, pero cuya explotación da menos rendimiento; mientras que el regadío protegido en Almería da más rentabilidad, pese a enfrentarse al mercado sin ayudas públicas.

Pero una cosa sí tiene clara Sánchez: «Invertir en fincas rústicas hoy día es mejor que invertir en inmuebles urbanos: se puede obtener mejor rentabilidad y, a la hora de vender, el mercado es más estable».