De dieta sana, seguridad alimentaria y mercados de proximidad

De un tiempo a esta parte, ha aumentado la preocupación por llevar una dieta equilibrada y una vida activa. Esto ha obedecido, fundamentalmente, a las alarmantes cifras de obesidad infantil: uno de cada tres menores de 15 años padece Sobrepeso u obesidad. Tanto la Administración Central como los ayuntamientos lanzan campañas para cambiar esta tendencia.

Fecha: 25-Apr-2017

Fuente: Qcom.es

Y aunque parece que se ha reducido tres puntos, aún queda mucho por hacer en este sentido. Se trata de una transformación profunda en los hábitos, las costumbres alimenticias y los estilos de vida, de arriba abajo. Padres y madres que intentan inculcar otra forma de alimentación, más sana, con menos alimentos procesados y un predominio de alimentos más verdes, de frutas y hortalizas.
De hecho, estas últimas han llenado más veces la cesta de la compra que otros años. Hace poco sabíamos que en 2015 el gasto de alimentación por hogar se había incrementado un 1,01%, aunque mucho tiene que ver, también, con el aumento de precio.
Sin que tampoco sea preciso adoptar estilos y modas nutricionales que evitan consumir determinados alimentos, que siempre es una opción personal, lo cierto es que nuestra agricultura y ganadería pone a disposición de los consumidores cualquier alimento que pueda formar parte de una dieta sana y equilibrada.
La industria de la agroalimentación es una de las más fuertes de nuestro país, representando más de un 3% del PIB y dando empleo directo e indirecto a millones de personas. No es baladí que se ponga el foco en ella, ni que cada agente que forma parte de la cadena alimentaria luchemos por lo que creemos justo, por unos precios estables y no ruinosos, por una trazabilidad o etiquetado de origen correctamente señalado, por normas de higiene, salud y calidad que se han puesto – y se ponen - en discusión cada vez que se cierra una acuerdo preferencial con alguno de los países estrella en el comercio mundial.

A este propósito, con la tendencia latente de consumidores más responsables y, sobre todo, conscientes y atentos, el mercado ha tomado su propio ritmo, buscando favorecer y legislar en pro de lo que está ocurriendo, de la importancia de los mercados de proximidad, del negocio local que tanto estamos intentando potenciar todos, nosotros, los productores, los consumidores conscientes, y muchos ayuntamientos y asociaciones de comerciantes, a menudo, pertenecientes al medio rural.
Así, se están preparando todos los mecanismos para la regulación de la venta directa de productos de carne a distribuidores pequeños locales y consumidores, dando vía libre a la cadena de distribución corta que marcha bien en muchos lugares. Regularización en materia fiscal, seguramente, pero también en seguridad alimentaria.
En la Unión Europea tenemos los mayores estándares del mundo en cuanto a exigencias en materia de seguridad alimentaria: desde el año 2000 existe una autoridad europea en esta materia, así como a nivel estatal, autonómico e, incluso, municipal, encargándose de todos los controles pertinentes.
Es cierto que estos niveles altos de exigencia y el cumplimiento de sus requisitos para la venta, supone para todo el conjunto de los productores, un coste mayor en su actividad, cuando, por otro lado, como ya he señalado, recibimos con los brazos abiertos a otros productos procedentes de países con menos exigencias de calidad y, por ende, más baratos que dificultan la libre competencia.