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Marta García

16/06/13

Dos avispas para acabar con el piojo rojo de California que ataca a los cítricos

Comperiella bifasciata y Aphytis melinus son dos especies de himenópteros o avispas con las que ha trabajado el Departamento de Ciencias Agroforestales de la E.T.S. de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla, en colaboración con la Generalitat Valenciana y con la financiación de la empresa Riotinto Fruit y la Junta de Andalucía, para el control biológico del piojo rojo de California (Aonidiella aurantii). El piojo rojo de California constituye una de las plagas de mayor importancia económica para la producción de cítricos a nivel mundial y en especial de la agricultura andaluza, de ahí la importancia de encontrar nuevas soluciones, alternativas a los plaguicidas, con los que combatirla.

El principal daño causado por esta plaga a corto plazo es cosmético, debido a que la superficie del fruto se llena de pequeños cóccidos que hace que pierda su valor comercial, mientras que a largo plazo estos parásitos van debilitando al propio árbol que puede llegar a morir si no se trata a tiempo.

“Como mínimo una vez al año, normalmente sobre el mes de junio, los agricultores andaluces emplean tratamientos fitosanitarios para combatir esta plaga y si es necesario se lleva a cabo otro tratamiento en agosto”, informa el profesor de la Universidad de Sevilla y responsable de la investigación, José Enrique González Zamora. Frente a esta situación, los expertos proponen un control biológico con la introducción masiva de pequeñas avispas que colonizan los cultivos y regulan las poblaciones de estos parásitos perjudiciales de los cítricos.

Durante 3 años estos investigadores han criado en la propia Escuela el piojo blanco Aspidiotus nerii, muy parecido al piojo rojo de California, han maximizado la producción masiva de Aphytis melinus y han estudiado en profundidad su biología para conocer el efecto que los plaguicidas tienen sobre esta avispa. Asimismo, se han hecho ensayos también con Comperiella bifasciata para observar su rendimiento como enemigo natural. Tras este trabajo González Zamora afirma que “lo ideal es contar con las dos especies como controladores biológicos ya que parasitan en estados de desarrollo distintos y están adaptados también a condiciones ambientales algo diferentes”.