Prepara el terreno. Voltea el pasado en profundidad. Elimina restos de relaciones anteriores para que cuando crezca lo nuestro no compitan por el espacio y la luz. Corta de raíz. Mete vertedera y chisel. Las malas hierbas autóctonas crecen más rápido que un nuevo cultivo. No te quedes en la superficie. Oxigena. Intenta que el lecho de siembra sea mullidito y esponjoso. Fácil, muy fácil, para que cuando germine nada pueda obstaculizarlo.

Saca a la luz todas tus mierdas. El estiercol es básico para nutrir la confianza. Pero cuidado; no te lances si no hay agua y el clima no es el más adecuado. Sin humedad y calor no crece nada.

Mientras tanto, observa en silencio; es imprescindible para hacer cosas memorables. No intentes modificarme geneticamente para combatir mis hábitos y costumbres. Al final, en el mejor de los casos acabaré generando resistencias y, en el peor, una enfermiza dependencia. Los vinos más auténticos son los que reflejan el verdadero carácter del terroir

No me pidas certidumbres. Habrá épocas de sequía, momentos en los que  te deje helado/a, alguna que otra plaga de enfados, y miles de adversidades que limitarán nuestro crecimiento. Tranquilo/a, si la tierra es fértil todo vuelve a brotar. Y si no, los tratamientos preventinos suelen ser la práctica más efectiva: hazme sentir cada mañana que soy la parcela más importante de tu vida.

"¿Y cómo sabré que lo nuestro está en el punto óptimo de maduración?". Simplemente lo sabrás. Los agricultores son los verdaderos sabios de la tierra. 

Sostenible. Esa será nuestra foto-síntesis.