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El estado fenológico dominante en el cultivo de la vid, se encuentra en esta segunda semana de agosto en las distintas provincias andaluzas, entre “M”- envero y “N”- maduración. La vendimia comenzó el viernes 10 de julio con la variedad temprana Chardonnay en Cádiz, y en Montilla-Moriles comenzó con esa misma variedad, la madrugada del 16 de julio junto con otras destinadas a producir vinos jóvenes sin crianza; terminada la vendimia de estas variedades, se comenzó la de variedades tintas, que a su vez está prácticamente finalizada. En Cádiz se inició la recolección de la variedad Palomino, predominante en la zona, el pasado de 5 agosto. La apertura de la pasera de la variedad Pedro Ximénez (PX) se ha producido esta madrugada en Montilla-Moriles.

En el caso de la provincia de Huelva, después de la gran heterogeneidad fenológica observada a lo largo del mes de julio, tanto en una misma parcela como en los propios racimos, debido a los contrastes de temperatura y precipitaciones de primavera que llevaron a una alta incidencia del mildiu, el estado fenológico dominante actual de la variedad la Zalema, mayoritaria en el Condado de Huelva, se encuentra en “M”-Envero, observándose cierta ralentización en su maduración por altas temperaturas. En zonas más adelantadas se puede observar “N”-Maduración. En el caso de las “nuevas variedades”, éstas han adelantado su maduración, obteniéndose entre finales de julio y principios de agosto graduaciones en torno a los 12’5ºBê. En cuanto a la vendimia en dicha provincia, la recolección de las variedades tintas se ha iniciado esta primera semana de agosto, previéndose el inicio de la variedad Zalema para principios de septiembre.

Aunque se espera una buena producción en general, a excepción de la provincia de Huelva donde el mildiu ha ocasionado graves daños en los racimos, el transcurso de las próximas semanas del mes de agosto, será determinante. La climatología en estos momentos de maduración de la uva, y en nuestras latitudes, es un factor clave, ya que en ocasiones, los golpes de calor, usuales en estas fechas, pueden reducir los kg finales de uva, y por el contrario, temperaturas suaves favorecen buenas producciones. La calidad de la producción augura una cosecha excelente, con escasa y localizada presencia de enfermedades y plagas. La tormenta del martes pasado no causó daños en general. Granizó en la sierra de Montilla y Aguilar de la Frontera, pero no afectó ni a las hojas ni a los racimos. Aunque al caer entre 20 y 40 litros según zonas, ha causado que algunas uvas se rajen, por lo que según la temperatura de los próximos días, podrían aparecer podredumbres.

La tercera generación de polilla del racimo (Lobesia botrana), comienza con las puestas de huevos que los adultos de la 2ª generación realizan sobre los granos que inician la maduración y cuyos daños pueden ser muy importantes, ya que a los daños directos de heridas que producen las larvas al penetrar en la uva, hay que sumarle los daños indirectos, al favorecer la vía de entrada para la instalación y desarrollo de hongos, y en tal caso pueden desencadenar podredumbres del racimo, que se ven favorecidas por temperaturas suaves, alta humedad, vendimia tardía… entre otros factores. Las puestas tardan en eclosionar unos 6 días, y las larvas viven entre 21 y 28 días.

En este sentido, a mediados de julio comenzaron a observarse en Cádiz, puestas  y primeras larvas L₁ de la 3ª generación. La incidencia de esta plaga está siendo, en algunas zonas concretas de dicha provincia, algo más elevada, por lo que en la segunda quincena de julio se realizaron, de forma generalizada, tratamientos insecticidas para controlar esta 3ª generación de polilla. Se está observando bastante fauna auxiliar (principalmente crisopas) asociado a esta plaga.

En Córdoba se han mantenido en niveles cercanos cero los adultos de polilla del racimo (Lobesia botrana), aunque en este principio de mes ha subido la media provincial a 0´92 adultos/trampa feromona y día. La zona de Las Arenas registra 1´49 adultos/trampa feromona y día. Se observaron racimos con huevos la primera semana de agosto, con una media provincial de 3% de racimos con puestas, siendo las zonas de La Sierra y Las Arenas, ambas con un 3% la que registran valores más altos. A su vez también se  observaron racimos con larvas, con una media provincial de 1%, siendo la zona de Las Arenas con un 2% la que registra el valor más alto.

El inicio del 3^er vuelo de polilla del racimo se ha detectado en Huelva la primera semana de agosto. Se observa un 0’5% de racimos con larvas, valor que prácticamente se mantiene respecto a semanas pasadas.

En la zona biológica de Antequera de la provincia de Málaga, aparecen daños en racimos. En el 10% de los racimos hay puestas y en el 16% hay larvas. En dicha zona, la media de capturas en trampas con feromonas es 28 adultos por trampa y día. Es conveniente prestar atención a este agente en la zona de Antequera e intentar detectar lo más rapidamente posible los racimos con puestas porque, si en alguna parcela aumentara su incidencia de tal manera que fuera preciso intervenir para sun control, éste es más efectivo cuanto más pequeñas sean las larvas.

Teniendo en cuenta la actual meteorología, así como el estado fenológico del cultivo, se aconseja vigilar la evolución de esta plaga, recomendándose realizar muestreos periódicos observando minuciosamente los racimos con el objetivo de detectar puestas y/o larvas de esta 3ª generación.

En caso de avivar las larvas, el riesgo de podredumbres es menor con altas temperaturas. Es por ello que hay que tener en cuenta las condiciones particulares de cada parcela, la mayor o menor presencia de puestas y/o larvas, el microclima, el estado de los racimos, etc. Dado que es una plaga con una distribución muy irregular, se recomienda evaluar la incidencia a nivel local. Hay que observar que efectivamente tengamos presencia de huevos y/o larvas en estos momentos.

Esta generación, al desarrollarse en fechas próximas a la vendimia, hace necesario una cuidada planificación de su control. Se recuerda a todos los viticultores, que en caso de precisar una intervención química sobre el cultivo, hay que respetar los plazos de seguridad entre el tratamiento y la vendimia, establecidos para cada producto.