El uso del acolchado es una técnica agraria ampliamente utilizada en horticultura, como promotor de la precocidad del cultivo, de efecto herbicida contra las malas hierbas, lo que supone una disminución del uso de fitosanitarios, y fundamentalmente, de agua, evitando la ETP del suelo.
La intensificación actual del uso de materiales plásticos en la agricultura, aunque ha aumentado significativamente la productividad, también está generando efectos adversos crecientes sobre el medio ambiente del agro-ecosistema. En un cultivo hortícola se emplean alrededor de 250kg/ha de plástico de los cuales pueden quedar como residuo unos 100 kg/ha. La recolección de este plástico supone 170 €/ha, siendo difícil su reciclaje, ya que lleva adherida gran cantidad de tierra. Al final de su vida útil los materiales plásticos utilizados para cubrir el suelo como los mulching del suelo, se convierten en una fuente de contaminación cuando se eliminan indebidamente, se dejan en el suelo o se queman.
El uso de los acolchados degradables puede ser una solución, pero existe el problema de que, en la Región de Murcia y zonas del sureste español, no se degradan totalmente, debido a las condiciones climáticas y de cultivo que se dan, fundamentalmente por la falta de humedad en el suelo tras la finalización de los cultivos, lo que provoca que la actividad de los microorganismos del suelo se vea reducida, ralentizada o detenida por dificultades en su supervivencia, siendo estos esenciales en el proceso de degradación.
El objetivo de este trabajo es dar a conocer diversas técnicas que permiten acelerar el proceso de degradación de bioplásticos utilizados comúnmente en la horticultura actual.
Imagen Laverdad.es – El Imida reduce la biodegradación de plásticos a seis meses
Autor Josefa López Marín – IMIDA
Para participar en la jornada 30º de Charlas en la Biblioteca, accede al canal de YouTube Poscosecha el próximo martes 30/11 a las 16.30 hs (Madrid).
El objetivo de este trabajo fue ensayar unas primeras mezclas de hidroacolchados basados en subproductos agrícolas sobre el control de malas hierbas bajo melocotoneros recién plantados.
Se seleccionaron 6 mezclas provenientes de ensayos preliminares y se aplicaron en 1 m2 alrededor de cada uno de ellos. Los tratamientos se distribuyeron completamente al azar en tres repeticiones. Las mezclas constaron de tres subproductos agrícolas mezclados con dos conglomerantes diferentes y con pasta de papel reciclado y se incluyó un testigo desherbado mecánicamente y testigos sin desherbar. A los 23, 31, 38 y 45 días después de la instalación (DDI) se llevó a cabo el seguimiento de la emergencia de las malas hierbas.
El control de éstas fue bueno en los primeros 38 días, pero las lluvias excepcionalmente copiosas registradas en abril 2018 causaron un reblandecimiento de los acolchados durante unos 10 días permitiendo la emergencia de Amaranthus retroflexus con coberturas medias de entre 38 y 77% en los acolchados a los 45 DDI frente al 6% en testigo sin desherbar.
Estos estudios preliminares sientan la base para posteriores mejoras del material de hidroacolchado.
En 2018, una norma europea sobre los acolchados biodegradables señalaba como tales los que contaran con un umbral de biodegradación del 90 % en dos años. Pero para los agricultores hortícolas, cuyos cultivos duran de media, de tres a seis meses en el campo, este periodo es demasiado extenso.
En el 30º encuentro de “CHARLAS EN LA BIBLIOTECA”, contaremos con la presencia de Josefa López Marín del Departamento de Producción Vegetal y Agrotecnología del IMIDA (Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental), quien nos comentará sobre técnicas para optimizar la velocidad de degradación de acolchados biodegradables.
El uso del acolchado es una técnica agraria ampliamente utilizada en horticultura, como promotor de la precocidad del cultivo, de efecto herbicida contra las malas hierbas, lo que supone una disminución del uso de fitosanitarios, y fundamentalmente, de agua, evitando la ETP del suelo.
La intensificación actual del uso de materiales plásticos en la agricultura, aunque ha aumentado significativamente la productividad, también está generando efectos adversos crecientes sobre el medio ambiente del agro-ecosistema. En un cultivo hortícola se emplean alrededor de 250kg/ha de plástico de los cuales pueden quedar como residuo unos 100 kg/ha. La recolección de este plástico supone 170 €/ha, siendo difícil su reciclaje, ya que lleva adherida gran cantidad de tierra. Al final de su vida útil los materiales plásticos utilizados para cubrir el suelo como los mulching del suelo, se convierten en una fuente de contaminación cuando se eliminan indebidamente, se dejan en el suelo o se queman.
El uso de los acolchados degradables puede ser una solución, pero existe el problema de que, en la Región de Murcia y zonas del sureste español, no se degradan totalmente, debido a las condiciones climáticas y de cultivo que se dan, fundamentalmente por la falta de humedad en el suelo tras la finalización de los cultivos, lo que provoca que la actividad de los microorganismos del suelo se vea reducida, ralentizada o detenida por dificultades en su supervivencia, siendo estos esenciales en el proceso de degradación.
El objetivo de este trabajo es dar a conocer diversas técnicas que permiten acelerar el proceso de degradación de bioplásticos utilizados comúnmente en la horticultura actual.
Imagen
Laverdad.es – El Imida reduce la biodegradación de plásticos a seis meses
Autor
Josefa López Marín – IMIDA
Para participar en la jornada 30º de Charlas en la Biblioteca, accede al canal de YouTube Poscosecha el próximo martes 30/11 a las 16.30 hs (Madrid).