El sabor amargo de las almendras es debido a un aldehído aromático (benzaldehído) que es fruto de la hidrólisis de una substancia presente en esas almendras amargas, la amigdalina. Esta característica está controlada por un único gen, siendo el amargo el carácter recesivo. Existen variedades españolas ampliamente extendidas que, pese a producir almendras dulces, son portadoras del carácter amargo y pueden trasmitirlo a sus descendencias.
El sabor amargo de las almendras es debido a un aldehído aromático (benzaldehído) que es fruto de la hidrólisis de una substancia presente en esas almendras amargas, la amigdalina. Esta característica está controlada por un único gen, siendo el amargo el carácter recesivo. Existen variedades españolas ampliamente extendidas que, pese a producir almendras dulces, son portadoras del carácter amargo y pueden trasmitirlo a sus descendencias.