Mientras el país disfruta (quizás en exceso con tantos rebrotes) del final del estado de alarma, el sector de la almendra sigue inmerso en una pandemia de precios que no parece tener ni fin ni vacuna.
Mientras el país disfruta (quizás en exceso con tantos rebrotes) del final del estado de alarma, el sector de la almendra sigue inmerso en una pandemia de precios que no parece tener ni fin ni vacuna.