La endoparatosis son la principal causa patológica asociada a pérdidas productivas en la ganadería de pequeños rumiantes. Ello es debido a que pueden afectar negativamente a diferentes parámetros reproductivos del rebaño, disminuir la producción de leche, retrasar el crecimiento de los animales más jóvenes o prolongar el tiempo necesario para que alcancen la pubertad los nuevos reproductores. Por ello un correcto control antiparasitario es un manjeo imprescindible para la rentabilidad de las explotaciones.
Los avances en sanidad animal han contribuido de manera importante al fuerte incremento experimentado por la producción animal en la segunda mitad del siglo pasado, a través de un control cada vez más eficaz de las enfermedades del ganado.
La seguridad ofrecida y el grado de dependencia de los fármacos ha llegado a tal extremo que incluso aspectos fundamentales e inseparables del control, tales como el diagnostico y el asesoramiento epidemiológico han quedado relegados a un segundo plano, o lo que es más habitual, en un completo olvido. Lamentablemente, esta situación que viene arrastrándose desde hace varias décadas, ha provocado la aparición de graves problemas de resistencia a los fármacos en el seno de las poblaciones parasitarias, poniendo en riesgo la viabilidad futura de los sistemas productivos y cuestionando la idoneidad de los métodos de control basados exclusivamente en la aplicación de compuestos antiparasitarios.
El carácter de resistencia es heredable y está asociado a uno o varios genes que normalmente se encuentran a baja frecuencia antes de la exposición a los fármacos. El uso reiterado de antihelmínticos conlleva el incremento de la frecuencia de estos genes en la población parasitaria convirtiéndose en un proceso irreversible.
Con 5 o 6 desparaticiones al año se pueden generar resistencias en 2 años. Hay que dosificar siempre con arreglo al animal más pesado.