La menor subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 950 euros desde el 1 de enero, anunciada este miércoles 22 por la ministra de Trabajo, no ha tenido en cuenta la realidad de los sectores más afectados y dañará la sostenibilidad social y económica de las explotaciones hortofrutícolas, ante la imposibilidad de trasladar este incremento a los precios de venta y ante la fuerte competencia de países competidores extracomunitarios con costes laborales por hora hasta 10 veces inferiores, según FEPEX.
Además, va a dinamitar la negociación de los convenios colectivos que se está llevando a cabo en todas las zonas productoras. En menos de un año el Salario Minino Interprofesional (SMI) se ha incrementado en casi un 30 por ciento (un 5,5% ahora y un 22,3% en 2019). Una subida que resulta de todo punto inasumible para gran parte de las explotaciones agrícolas y ganaderas de nuestro país que arrastran una grave crisis de rentabilidad debido fundamentalmente a los bajos precios en origen y también los altos costes de producción, costes que, una vez más, se verán incrementados con esta decisión del Gobierno. Desde ASAJA reclamamos medidas de apoyo al sector que contrarresten esta nueva subida.
Representantes de las principales organizaciones agrarias aragonesas han cargado este martes 14 contra la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros, a la que han responsabilizado de que algunas producciones frutícolas se vayan a quedar «en el árbol».
La organización ha insistido en que se ponga en marcha una plataforma de todas las Administraciones implicadas para hacer un seguimiento de los daños provocados por la fauna silvestre.
La organización agraria ASAJA de Castilla y León ha recibido con preocupación la publicación este jueves 27 del Real Decreto 1462/2018 por el que se fija el salario mínimo interprofesional para 2019.
La menor subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 950 euros desde el 1 de enero, anunciada este miércoles 22 por la ministra de Trabajo, no ha tenido en cuenta la realidad de los sectores más afectados y dañará la sostenibilidad social y económica de las explotaciones hortofrutícolas, ante la imposibilidad de trasladar este incremento a los precios de venta y ante la fuerte competencia de países competidores extracomunitarios con costes laborales por hora hasta 10 veces inferiores, según FEPEX.