Los suelos originalmente fértiles de las cuencas del Tigris y el Éufrates se fueron degradando con el tiempo, seguramente por las malas prácticas agrícolas y un aumento de la aridez. Un estudio ha podido comprobar estos efectos en las plantas cultivadas analizando restos de cereales hallados en yacimientos arqueológicos.
Los suelos originalmente fértiles de las cuencas del Tigris y el Éufrates se fueron degradando con el tiempo, seguramente por las malas prácticas agrícolas y un aumento de la aridez. Un estudio ha podido comprobar estos efectos en las plantas cultivadas analizando restos de cereales hallados en yacimientos arqueológicos.