Este artículo está elaborado para una columna mensual en El Economista. Sin embargo, al final, escrito en verde pimiento italiano, podrán leer un cierre expecífico para este Blog.
En uno de los mercados agrarios más avanzados de Andalucía, el hortofrutícola,sobreviven dos formas hasta cierto punto contradictorias de comercializar la producción. Simplificando, el alhondiguista y el cooperativo. En el primero, los agricultores llevan su producción a las instalaciones de la alhóndiga, normalmente una sociedad mercantil no cooperativa (aunque CASI constituye una exitosa excepción). Allí se concentran los compradores y agentes distribuidores que van retirando producto mediante una subasta a la baja.
Una app gratuita desarrollada por una empresa hortofrutícola del poniente almeriense