Dos estudios dirigidos por la estudiante de posgrado del laboratorio de Keerti Rathore en Texas A&M AgriLife muestran cómo los investigadores están aprendiendo a alterar la proporción de las dos moléculas de almidón de las patatas, la amilosa y la amilopectina, para aumentar tanto la producción culinaria como la industrial. Los estudios también describen cómo la tecnología CRISPR puede promover los usos del cultivo de hortalizas más grande del mundo.
Dos estudios dirigidos por la estudiante de posgrado del laboratorio de Keerti Rathore en Texas A&M AgriLife muestran cómo los investigadores están aprendiendo a alterar la proporción de las dos moléculas de almidón de las patatas, la amilosa y la amilopectina, para aumentar tanto la producción culinaria como la industrial. Los estudios también describen cómo la tecnología CRISPR puede promover los usos del cultivo de hortalizas más grande del mundo.