Este año 2018, el aula de cultura alimentaria se adentra en el nuevo enfoque de loa insectopía, como gustan de llamar las investigadoras Ana de Diego, Eva Gavín y el catedrático de nutrición animal de la Universidad de Zaragoza Manuel Fondevila. Responden así a los retos planteados por la FAO de utilizar los insectos para alimentar a la humanidad creciente del futuro, y ayudar a conservar el medio ambiente. Un reto dificil porque contraviene pautas culturales precedentes que hay que abordar y un desconocimiento previo de la materia, que muy pocas personas se atreven a aforntar. Bien es verdad que en determinados países la alimentación a base de insectos ha sido normalizada con el paso de los siglos. Pero es mucho más lo que desconocemos, que lo que queremos abordar. Y por esta razón la próxima edición del Salón del Gusto 2018 en Turín, va a abordar este aspecto, que introduciremos en el Aula de Cultura Alimentaria de esta edición.
La irrupción en Zaragoza de una granja de vacas criadas en libertad que nos suministra leche y otros productos lácteos de calidad ecológicos, está siendo motivo de atención en nuestra comunidad zaragozana para plantearnos el bienestar animal y las condiciones de producción de los limentos de origen animal de nuestro entorno. El “somos lo que comemos”, da alas, a los jóvenes productores de Lácteos Torreconde a mostrarnos la calidad sensorial y medioambiental de sus productos, dentro de una óptica de un mayor respecto las condiciones de buen trato a los animales y respeto pòr el medio ambiente, que se incorporan a la cultura del alimento buenos, limpio y justo que SlowFood defiende, dentro de una ética alimentaria, que apoye a los pequeños y buenos productores.
La pesca sostenible y las tradiciones pesqueras de España, han sido motivos recurrentes en algunas de las actividades planteadas dentro del Aula de cultura alimentria de estos años pasados. Esta vez nos queremos acercar al Mediterráneo próximo a los aragoneses. Junto al lugar donde se produce el choque de las aguas dulces del Ebro con este mar civilizatorio que encierra una gran biodiversidad. Y que origina la proliferación de una buena fauna marina que debemos saber conservar como parte de nuestro acervo alimentario y gastronómico. El langostino de Vinarós, que nace de la plataforma del delta en la provincia de Tarragona y se va sumergiendo en el delive longitudinal de la costa, discurre por el litoral cercano a San Carles de la Rápita, Casas de Alcanar, Vinarós, Benicarló y hasta Peñíscola. Este langostino, que algunos definen como tricolor es, junto al boquerón y hasta el atún que sube a comer a estos parajes, una de las joyas de excelencia de la costa. Juan Roda, que ha sido director técnico del concurso nacional aplicada al langostino de Vinarós, y la cofradía de pesca de Vinarós han sido invitados a nuestra Aula de Cultura Alimentaria 2018 para explicarnos us bondades. Bien es cierto que muchos zaragozanos conocemos este tramo costero tan unido y hermanado al Ebro, y del que depende su riqueza pesquera. Conocer y debatir esta pesca y mantenerla es uno de los objetivos de esta 13 edición.
Cerramos este ciclo anual con la gran embajadora de la huerta del Ebro. La Borraja, muy conocida en nuestros ambientes gastronómicos, gracias a la revalorización gastronómica realizada por algunos de nuestros socios como José Luis Cepero y el director de la revista Gastro, José Miguel Martinez Urtasun va a ser tratada y abordada por la investigadora Cristina Mallor, socia de SlowFood y destacada inestigadora del banco de germoplasma del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentria (CITA) que atesora un sinfín de semillas de plantas hortícolas recolectadas a lo largo del Ebro. Este banco de semillas debe ser defendido y utilizado en el renacer de las huertas del Ebro, tras el abandono de las mismas en el colapso producido por la horticultura industrial que ha empequeñecido el valor gastronómico de nuestros alimentos y de los productores que durante siglos han mantenido vivas las tradiciones hortícolas del Valle del Ebro. Desde Haro hasta el tramo medio del Ebro y el Delta, no es casualidad que en Zaragoza se conserve el mayor banco público de semillas de hortícolas de toda España. Saber cultivar estos tesoros, hacer una buena gastronomía con ellos, es uno de los retos fundamentales de nuestro convivium. Un fin que ya compartimos con SlowFood Navarra y que queremos transmitir a todo lo largo de la hermandad del Ebro.
Todas estas conferencias del mes de junio de 2018 van a ser acompañadas de sendas degustaciones de Embutidos Melsa, lácteos de Torreconde, Langistinos e Vinarós y boquerones del medidetrréneo y algunas degustaciones gastronómicas de borraja. Acompañados de buenos Vinos jóvenes de garnacha de Bodegas Temporé, de rosado Estecillo de la Cooperativa de Aniñón, de cerveza la Zaragozana y vino blanco de Bodega Solar de Urbezo. A todos ellos gracias por su colaboración.
El bono de las cuatro conferencias se puede comprar al precio de 15 euros en Novomúsica (Paseo de la Mina 15) antes del 6 de junio. O bien las entradas individuales para asistir al acto, una hora antes de cada acto, al precio de 6 euros . Un nuevo acierto en el quehacer del convivium de Zaragoza, que tras sus catorce años de existencia, ha procurado formar a informar a la población zaragozana y aragonesa, en general, de que la alimentación es un reto fundamental de nuestra educación cívica. Algo que celebraremos el 21 de junio, marchando a cenar en el restaurante Al Kareni de Zaragoza, donde evocaremos la romántica ruta de la seda y las especias, que forjaron la lonja zaragozana, sita en la Plaza del Pilar, dentro del casco histórico romano de la capital aragonesa. Celebrar la 50 conferencia del aula de cultura alimentria, equivale a nuestras bodas de oro y compromiso con una adecuada alimentación y bondad gastronómica.
Me ha bastado pasar una larga jornada de trabajo con la jefa de compras de productos frescos de una gran empresa de distribución alimentaria para darme cuenta de la importancia que tienen estas personas para una empresa de este tipo. Personas como ella, que ha dedicado gran parte de su vida a algo tan complejo como comprar los productos frescos con los que conquistar diariamente a los clientes de las tiendas de su compañía, atesoran un nivel de conocimiento incalculable sobre los productos alimentarios que nos comemos cada día.
Se trata de un perfil profesional con un alto grado de especificidad en una materia, la cultura alimentaria, que difícilmente se aprende en las aulas. Este tipo de personas dominan a la...
Este año 2018, el aula de cultura alimentaria se adentra en el nuevo enfoque de loa insectopía, como gustan de llamar las investigadoras Ana de Diego, Eva Gavín y el catedrático de nutrición animal de la Universidad de Zaragoza Manuel Fondevila. Responden así a los retos planteados por la FAO de utilizar los insectos para alimentar a la humanidad creciente del futuro, y ayudar a conservar el medio ambiente. Un reto dificil porque contraviene pautas culturales precedentes que hay que abordar y un desconocimiento previo de la materia, que muy pocas personas se atreven a aforntar. Bien es verdad que en determinados países la alimentación a base de insectos ha sido normalizada con el paso de los siglos. Pero es mucho más lo que desconocemos, que lo que queremos abordar. Y por esta razón la próxima edición del Salón del Gusto 2018 en Turín, va a abordar este aspecto, que introduciremos en el Aula de Cultura Alimentaria de esta edición.
La irrupción en Zaragoza de una granja de vacas criadas en libertad que nos suministra leche y otros productos lácteos de calidad ecológicos, está siendo motivo de atención en nuestra comunidad zaragozana para plantearnos el bienestar animal y las condiciones de producción de los limentos de origen animal de nuestro entorno. El “somos lo que comemos”, da alas, a los jóvenes productores de Lácteos Torreconde a mostrarnos la calidad sensorial y medioambiental de sus productos, dentro de una óptica de un mayor respecto las condiciones de buen trato a los animales y respeto pòr el medio ambiente, que se incorporan a la cultura del alimento buenos, limpio y justo que SlowFood defiende, dentro de una ética alimentaria, que apoye a los pequeños y buenos productores.
La pesca sostenible y las tradiciones pesqueras de España, han sido motivos recurrentes en algunas de las actividades planteadas dentro del Aula de cultura alimentria de estos años pasados. Esta vez nos queremos acercar al Mediterráneo próximo a los aragoneses. Junto al lugar donde se produce el choque de las aguas dulces del Ebro con este mar civilizatorio que encierra una gran biodiversidad. Y que origina la proliferación de una buena fauna marina que debemos saber conservar como parte de nuestro acervo alimentario y gastronómico. El langostino de Vinarós, que nace de la plataforma del delta en la provincia de Tarragona y se va sumergiendo en el delive longitudinal de la costa, discurre por el litoral cercano a San Carles de la Rápita, Casas de Alcanar, Vinarós, Benicarló y hasta Peñíscola. Este langostino, que algunos definen como tricolor es, junto al boquerón y hasta el atún que sube a comer a estos parajes, una de las joyas de excelencia de la costa. Juan Roda, que ha sido director técnico del concurso nacional aplicada al langostino de Vinarós, y la cofradía de pesca de Vinarós han sido invitados a nuestra Aula de Cultura Alimentaria 2018 para explicarnos us bondades. Bien es cierto que muchos zaragozanos conocemos este tramo costero tan unido y hermanado al Ebro, y del que depende su riqueza pesquera. Conocer y debatir esta pesca y mantenerla es uno de los objetivos de esta 13 edición.
Cerramos este ciclo anual con la gran embajadora de la huerta del Ebro. La Borraja, muy conocida en nuestros ambientes gastronómicos, gracias a la revalorización gastronómica realizada por algunos de nuestros socios como José Luis Cepero y el director de la revista Gastro, José Miguel Martinez Urtasun va a ser tratada y abordada por la investigadora Cristina Mallor, socia de SlowFood y destacada inestigadora del banco de germoplasma del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentria (CITA) que atesora un sinfín de semillas de plantas hortícolas recolectadas a lo largo del Ebro. Este banco de semillas debe ser defendido y utilizado en el renacer de las huertas del Ebro, tras el abandono de las mismas en el colapso producido por la horticultura industrial que ha empequeñecido el valor gastronómico de nuestros alimentos y de los productores que durante siglos han mantenido vivas las tradiciones hortícolas del Valle del Ebro. Desde Haro hasta el tramo medio del Ebro y el Delta, no es casualidad que en Zaragoza se conserve el mayor banco público de semillas de hortícolas de toda España. Saber cultivar estos tesoros, hacer una buena gastronomía con ellos, es uno de los retos fundamentales de nuestro convivium. Un fin que ya compartimos con SlowFood Navarra y que queremos transmitir a todo lo largo de la hermandad del Ebro.
Todas estas conferencias del mes de junio de 2018 van a ser acompañadas de sendas degustaciones de Embutidos Melsa, lácteos de Torreconde, Langistinos e Vinarós y boquerones del medidetrréneo y algunas degustaciones gastronómicas de borraja. Acompañados de buenos Vinos jóvenes de garnacha de Bodegas Temporé, de rosado Estecillo de la Cooperativa de Aniñón, de cerveza la Zaragozana y vino blanco de Bodega Solar de Urbezo. A todos ellos gracias por su colaboración.
El bono de las cuatro conferencias se puede comprar al precio de 15 euros en Novomúsica (Paseo de la Mina 15) antes del 6 de junio. O bien las entradas individuales para asistir al acto, una hora antes de cada acto, al precio de 6 euros . Un nuevo acierto en el quehacer del convivium de Zaragoza, que tras sus catorce años de existencia, ha procurado formar a informar a la población zaragozana y aragonesa, en general, de que la alimentación es un reto fundamental de nuestra educación cívica. Algo que celebraremos el 21 de junio, marchando a cenar en el restaurante Al Kareni de Zaragoza, donde evocaremos la romántica ruta de la seda y las especias, que forjaron la lonja zaragozana, sita en la Plaza del Pilar, dentro del casco histórico romano de la capital aragonesa. Celebrar la 50 conferencia del aula de cultura alimentria, equivale a nuestras bodas de oro y compromiso con una adecuada alimentación y bondad gastronómica.