Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después. Esta es la diferencia entre los que tienen estrategia y los que no tienen planes premeditados
En el anterior post escribí sobre las principales conclusiones de un Estudio sobre la Comunicación en el Sector Agroalimentario que ha realizado Making Known en estos pasados meses; estudio en el que han participado una treintena de directivos del sector cuyo enfoque ha sido cualitativo y no representativo ni proporcional por subsectores agrarios y alimentarios.
Hoy, como ya avancé, recojo algunas de las reflexiones más interesantes que se han hecho y que creo que sintetizan bien algunas de las principales fortalezas, debilidades, preocupaciones o inquietudes con respecto a la comunicación en el sector agroalimentario. Omito los nombres de aquellos directivos que las realizaron para mantener la discreción que con todos ellos me comprometí.
En el anterior post escribí sobre las principales conclusiones de un Estudio sobre la Comunicación en el Sector Agroalimentario que ha realizado Making Known en estos pasados meses; estudio en el que han participado una treintena de directivos del sector cuyo enfoque ha sido cualitativo y no representativo ni proporcional por subsectores agrarios y alimentarios.
Hoy, como ya avancé, recojo algunas de las reflexiones más interesantes que se han hecho y que creo que sintetizan bien algunas de las principales fortalezas, debilidades, preocupaciones o inquietudes con respecto a la comunicación en el sector agroalimentario. Omito los nombres de aquellos directivos que las realizaron para mantener la discreción que con todos ellos me comprometí.
IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN
Lo que no cuentas no existe.
En el sector agroalimentario desgraciadamente abundan aquellos que comunican a granel, sin sentido y sin valor añadido.
Si no te entienden, no influyes.
La comunicación es como el teatro: la última función lo marca todo.
La comunicación es una de las grandes carencias del sector de la pesca.
Hoy en día más que nunca, comunicar es innovar.
Una buena comunicación precisa de un mensaje de interés que esté vestido de forma atractiva y se traslade a través de un canal de comunicación que funcione bien.
Es fundamental tener presencia en los foros de debate y ser un referente ante los medios para que se refleje tu opinión cuando se habla de tu sector.
A la comunicación se le da mucha importancia en la parte teórica, pero a la hora de la verdad se invierte poco en ella.
ESTRATEGIA DE COMUNICACIÓN
Es preciso tener una estrategia en comunicación porque si no estás por estar. El problema es que muchas veces no se tienen claros o no se definen bien los objetivos que se quieren alcanzar y eso lleva a estrategias equivocadas.
La comunicación interna es vital porque es demoledor para la imagen de una empresa que tu plantilla desconozca aspectos importantes de tu organización.
En otros países, como EEUU, se empieza a valorar más un planteamiento estratégico a medio y largo plazo que una sola campaña espectacular.
Si un periodista contratado o una agencia no conocen bien tu negocio no pueden comunicar bien tus valores ni tu esencia.
Tenemos que ser conscientes de que la comunicación es muy importante, pero por sí sola no soluciona todos los problemas.
IMAGEN QUE SE REFLEJA
Existe un impacto directo entre noticias perjudiciales para un producto y bajada del consumo de un producto.
Hay una enorme desproporción entre la importancia social y económica del sector agroalimentario y la atención mediática que genera.
Tenemos que ponernos en la piel del consumidor y contar las cosas en función de cómo te percibe, no de cómo quieres que te perciba.
Entre los medios generalistas hay un gran desconocimiento del sector agroalimentario.
Hay que encontrar mensajes claros que calen en la sociedad para que se valore en esfuerzo y el valor del sector agroalimentario.
Hay que comprender al consumidor y simplificar los mensajes que enviamos.
El campo está muy lejos de la gente y no logramos llegar al consumidor final de forma efectiva.
"El que planifica la victoria en el cuartel general, incluso antes de ganar la batalla, es el que tiene más factores estratégicos de su parte […] El que tiene más factores estratégicos a su favor es el que gana".
“El problema de nuestro tiempo es que el futuro no es lo que solía ser”(Paul Valéry)
Estamos inmersos en un cambio de era que se estudiará en los libros de texto de las futuras generaciones. Ya le llamemos Era Digital, Era de la Información o de cualquier otra manera, es evidente que la revolución tecnológica está cambiando los cimientos de la sociedad en la que vivimos y además lo hace a una velocidad infinitamente mayor que otros grandes cambios que haya experimentado la humanidad.
La comunicación no solo no es la excepción a esta norma, sino que es una de las disciplinas que se enfrenta a mayores cambios y, por tanto, retos. Nunca los consumidores dispusieron de tanta información ni de tanto poder de ser escuchados por otros consumidores. Una mala reseña o un tuit o post negativo pueden hacerse virales y perjudicar a cualquier empresa, organización o Gobierno. Así que ahora no sólo hay que pelear por captar la atención del consumidor, sino también -y especialmente- por lograr que recomiende nuestro producto o servicio, que tenga una opinión positiva de nuestra empresa u organización o que al menos no se convierta en un hater. Y eso cambia de forma absoluta las reglas del juego de la comunicación.
Hoy en día asistimos a 4 cambios en aspectos fundamentales del modelo comunicativo que dan lugar a una nueva forma de encarar y entender la comunicación:
Cambios en el emisor: las empresas ya no tienen el monopolio de su propia información. Ahora los clientes y grupos de interés opinan y son escuchados por otros clientes y grupos de interés. Y además en muchos casos -casi siempre, diría yo- gozan de mayor credibilidad que las propias compañías y organizaciones.
Cambios en el receptor: su tiempo es importante y la oferta informativa y lúdica se ha multiplicado. Por ello demanda información útil y fácilmente accesible. Y, sobre todo, exige transparencia y veracidad. Valora la confianza.
Cambios en el mensaje: la saturación de mensajes lleva a tener que innovar y explorar formas que capten la atención del consumidor. Y a acercarse a él con contenidos originales y relevantes para sus intereses.
Cambios en el canal: hoy estamos inmersos en la multicanalidad. Hay tantos posibles emisores como personas y se relacionan en todas las direcciones. Los medios tradicionales pierden peso frente a gigantes como Google, Facebook o Twitter. Ya no son necesarios para llegar a los consumidores o grupos de interés. Donald Trump pudo ganar unas elecciones con gran parte de establishment mediático en contra. Su medio más potente para conectar con el público es Twitter.
Estos cambios implican una transformación total en la comunicación de las organizaciones y empresas, con sus retos, amenazas y oportunidades. Y, como es obvio, si todo cambia no podemos seguir haciendo lo mismo que hace años. Comunicar, más que nuca, es INNOVAR.
“El problema de nuestro tiempo es que el futuro no es lo que solía ser” (Paul Valéry)
Estamos inmersos en un cambio de era que se estudiará en los libros de texto de las futuras generaciones. Ya le llamemosEra Digital, Era de la Información o de cualquier otra manera, es evidente que la revolución tecnológica está cambiando los cimientos de la sociedad en la que vivimos y además lo hace a una velocidad infinitamente mayor que otros grandes cambios que haya experimentado la humanidad.
La comunicación no solo no es la excepción a esta norma, sino que es una de las disciplinas que se enfrenta a mayores cambios y, por tanto, retos. Nunca los consumidores dispusieron de tanta información ni de tanto poder de ser escuchados por otros consumidores. Una mala reseña o un tuit o post negativo pueden hacerse virales y perjudicar a cualquier empresa, organización o Gobierno. Así que ahora no sólo hay que pelear por captar la atención del consumidor, sino también -y especialmente- por lograr que recomiende nuestro producto o servicio, que tenga una opinión positiva de nuestra empresa u organización o que al menos no se convierta en un hater. Y eso cambia de forma absoluta las reglas del juego de la comunicación.
Hoy en día asistimos a 4 cambios en aspectos fundamentales del modelo comunicativo que dan lugar a una nueva forma de encarar y entender la comunicación:
Cambios en el emisor: las empresas ya no tienen el monopolio de su propia información. Ahora los clientes y grupos de interés opinan y son escuchados por otros clientes y grupos de interés. Y además en muchos casos -casi siempre, diría yo- gozan de mayor credibilidad que las propias compañías y organizaciones.
Cambios en el receptor: su tiempo es importante y la oferta informativa y lúdica se ha multiplicado. Por ello demanda información útil y fácilmente accesible. Y, sobre todo, exige transparencia y veracidad. Valora la confianza.
Cambios en el mensaje: la saturación de mensajes lleva a tener que innovar y explorar formas que capten la atención del consumidor. Y a acercarse a él con contenidos originales y relevantes para sus intereses.
Cambios en el canal: hoy estamos inmersos en la multicanalidad. Hay tantos posibles emisores como personas y se relacionan en todas las direcciones. Los medios tradicionales pierden peso frente a gigantes como Google, Facebook o Twitter. Ya no son necesarios para llegar a los consumidores o grupos de interés. Donald Trump pudo ganar unas elecciones con gran parte de establishment mediático en contra. Su medio más potente para conectar con el público es Twitter.
Estos cambios implican una transformación total en la comunicación de las organizaciones y empresas, con sus retos, amenazas y oportunidades. Y, como es obvio, si todo cambia no podemos seguir haciendo lo mismo que hace años. Comunicar, más que nuca, es INNOVAR.
“No es lo que tú dices, es lo que ellos entienden”
Malansky Partners