El modo en el que los alimentos se suministran a los compradores europeos —una cuarta parte procede de fuera de la UE— y la manera en la que estos los consumen, generando un enorme desperdicio, representan la mayor parte de la huella ecológica de la Unión Europea, alrededor del 30 %.
El estudio señala la necesidad de diseñar e implementar políticas de obligado cumplimiento para cada etapa de la cadena de suministro alimentario