El desarrollo de la industria actual y del futuro cercano se enfrenta a nuevos retos y condiciones, pero cuenta también con toda una serie de nuevas tecnologías, que algunos vienen a etiquetar como una ‘cuarta revolución industrial’ o industria 4.0. Una de las características de esta revolución es la transformación digital y la sensorización (el uso extensivo de sensores) en los procesos productivos. Se trata de controlar la producción con mayor precisión y de optimizar su eficiencia hacia nuevas cuotas.
La subida de los precios de los alimentos estrecha los márgenes y eleva el estrés en toda la cadena de producción (agricultura, industria y distribución), tensiones que los ciudadanos notarán en la compra, al menos, hasta la primavera.
Un estudio de Corteva Agriscience y el grupo FT revela que los consumidores están abiertos a la aplicación de las nuevas tecnologías en la agricultura para producir alimentos más nutritivos.
El 31 de octubre de 2017 se publicó una de las investigaciones más exhaustivas sobre la cadena de producción alimentaria en el mundo. La conclusión es preocupante: cada vez más el mundo está monopolizado por menos empresas que crecen a pasos agigantados. Según advierte el informe, esta tendencia amenaza la capacidad de elección de las personas consumidores, el empleo y las conduciones laborales en la industria y pone en riesgo la seguridad alimentaria.