Dos estudios basados en información sobre los hábitos alimentarios y la salud de más de 225.000 personas vinculan estos patrones dietéticos con un mayor riesgo de mortalidad cardiaca, cáncer colorrectal y muerte prematura. Los autores reclaman políticas públicas que limiten su consumo y que favorezcan otras dietas más saludables.
Investigadores del grupo “Biotecnología de Virus Vegetales” del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas CBGP, Centro mixto Universidad Politécnica de Madrid/ INIA-CSIC, dirigidos por el Dr. Fernando Ponz, en colaboración con investigadores de la Unidad de Oncología Molecular del CIEMAT y del Instituto de Investigación del Hospital “12 de octubre” de Madrid (Dra. Sara Asensio), han demostrado la capacidad de inhibir el crecimiento de células tumorales de nanopartículas virales de plantas, portadoras de polifenoles del metabolismo secundario vegetal.
La OMS, basándose en un informe del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, incluyó en 2015 a las carnes rojas en el grupo de riesgo 2A. En este grupo están aquellos alimentos o sustancias que presentan evidencia epidemiológica limitada de probabilidad de relación con cáncer colo-rectal. Como vemos, es poco más que una suposición, además de que las evidencias están basadas en una causalidad multifactorial, relacionada con la predisposición genética, la dieta en su conjunto, la ausencia de vegetales en las ingestas, los hábitos de vida (sedentarismo, falta de ejercicio…), y no sólo en la ingestión de carne. La contribución de las carnes rojas por sí mismas presenta evidencias muy débiles. El problema es consumir mucha carne y poco o nada de otros alimentos como vegetales, y no hacer ejercicio.
Sin embargo, es preciso saber que la carne, al igual que cualquier otro alimento, puede convertirse en vehículo de agentes carcinogénicos dependiendo del tipo de cocinado. En efecto, las formas de cocinado a muy alta temperatura (plancha, brasa, fritura, etc.), es decir, a temperaturas superiores a 200ºC, pueden dar lugar a la formación de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que son carcinogénicos. Por supuesto, esto depende de la intensidad del cocinado; primero aparecen los colores dorados, luego tostados y finalmente los muy oscuros o negros, que es donde se encuentran los HAP. Así que atención al cocinado; no debe ser demasiado intenso.
En definitiva, para que la carne sea saludable, hay que consumirla en cantidades moderadas, con frecuencia moderada, siempre acompañada en la misma ingesta de vegetales y aceites saludables y cocinada sin que se produzcan colores muy oscuros en la superficie. Y todo ello, acompañado de hábitos de vida sanos.
Pedro Roncalés Rabinal - Facultad de Veterinaria. Universidad de Zaragoza roncales@unizar.es
La miel que se extrae de las flores del madroño es apreciada en el sector apícola por sus características organolépticas. Ahora, científicos de las universidades de Vigo, Granada y la Politécnica delle Marche (Italia) han analizado por primera vez el potencial de este producto mediterráneo frente al cáncer de colon.
Dos estudios basados en información sobre los hábitos alimentarios y la salud de más de 225.000 personas vinculan estos patrones dietéticos con un mayor riesgo de mortalidad cardiaca, cáncer colorrectal y muerte prematura. Los autores reclaman políticas públicas que limiten su consumo y que favorezcan otras dietas más saludables.