La nueva ley eleva el objetivo para los sumideros de carbono en el sector de uso de la tierra y la silvicultura, para reducir las emisiones en la UE en 2030 hasta en un 57 % respecto a 1990.
El cultivo de olivar se enfrenta actualmente a numerosos problemas ambientales, debido a la aplicación de prácticas agrícolas convencionales como la eliminación de la cubierta vegetal, el arado intensivo o la utilización de plaguicidas y fertilizantes químicos.
El Consejo Agrícola de Luxemburgo ha acordado considerar “verde por definición” los cultivos permanentes, puesto que son los únicos que se comportan como sumideros de carbono según el Panel Intergubernamental para el Cambio climático de las Naciones Unidas.