Un estudio canadiense ha confirmado que el cultivo de semillas modificadas genéticamente o transgénicas así como el uso complementario de glifosato, aumentaron el secuestro de carbono.
Las personas que sostienen las opiniones más extremas que se oponen a los alimentos transgénicos creen que saben más sobre este tema, pero en realidad saben menos, según una nueva investigación.
El ISAAA (Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas) ha dado a conocer su informe sobre el crecimiento de los cultivos transgénicos en el mundo 2014, de nuevo se destaca que se ha batido el récord en la producción de alimentos transgénicos. Según el informe, en el año 2014 se han cultivado unos 181’5 millones de hectáreas con alimentos modificados genéticamente, es decir 6’5 millones más que en el año 2013.
Un estudio alemán basado en un meta análisis sobre toda la documentación científica existente sobre alimentos modificados genéticamente, concluye que los cultivos transgénicos son buenos para la agricultura y el medio ambiente.
La única variedad transgénica que se cultiva en España con fines comerciales es el maíz MON 810, resistente a la plaga de taladro, de especial incidencia en el valle del Ebro, pero se importan otros productos modificados genéticamente como soja o colza.
El día 13 de enero se debate en el pleno del Parlamento Europeo una propuesta de los Estados, para disponer cada uno de ellos de más flexibilidad al tratar con los transgénicos en su propio territorio.
Un estudio canadiense ha confirmado que el cultivo de semillas modificadas genéticamente o transgénicas así como el uso complementario de glifosato, aumentaron el secuestro de carbono.