Se trata de un híbrido obtenido por el cruce entre trigo duro y una cebada salvaje originaria de Sudamérica, fruto de más de 30 años de selección genética tradicional.
Sam Van Aken, profesor asociado de escultura en la Escuela de Arte de la Universidad de Siracusa (Nueva York, EE.UU.), desarrolló un árbol con la capacidad de producir más de 40 variedades diferentes de carozos, incluyendo durazno, ciruela, damasco, nectarina , cereza y almendras.
Desde hace 60 años un programa de Investigación de plantas y alimentos en Nueva Zelanda trabaja en el desarrollo de todo tipo de variedades de frutas y hortalizas, a través de técnicas de hibridación y manipulación genética. Con esto buscan conjugar calidad, salud y resistencia a los diferentes tipos de enfermedades que atacan a estos alimentos.
Se trata de un híbrido obtenido por el cruce entre trigo duro y una cebada salvaje originaria de Sudamérica, fruto de más de 30 años de selección genética tradicional.